En el interior del Ejecutivo, se discuten además medidas como el establecimiento de un cupo máximo de estudiantes y la implementación de un examen de finalización de estudios secundarios, que serviría como requisito para acceder a las universidades.

Según fuentes oficiales, la baja tasa de egreso de los estudiantes en las universidades argentinas justifica la necesidad de optimizar los recursos y hacer más "eficiente" el sistema educativo. Sin embargo, especialistas advierten que estas cifras no pueden analizarse sin considerar factores como el contexto socioeconómico y la antigüedad de las instituciones académicas.

Un académico consultado destacó la importancia del paso por la universidad, incluso para aquellos que no logran obtener un título, subrayando el impacto positivo que tiene en el desarrollo económico de un país subdesarrollado.

Por su parte, entidades financieras y aseguradoras se muestran interesadas en avanzar con la propuesta de los préstamos estudiantiles, un esquema que ha sido muy criticado por el endeudamiento que genera a largo plazo, especialmente en jóvenes de clase media y baja. En Chile, un sistema similar provocó en 2011 una revuelta estudiantil que sacudió al gobierno de Sebastián Piñera.

Desde las universidades, las críticas no tardaron en llegar. Una autoridad de la Universidad de Buenos Aires (UBA) rechazó tajantemente la idea, afirmando que “desfinanciar a las universidades es una decisión miserable”. Además, subrayó que, a pesar de tener un gasto por alumno inferior al de países como México, Brasil o Chile, la UBA se mantiene como la mejor universidad de América Latina.

Con una nueva marcha universitaria a la vista y el descontento en aumento, el gobierno enfrenta la posibilidad de otro revés político, similar al que ya sufrió en abril, cuando los estudiantes salieron a las calles en rechazo a los recortes.