Valeria Drimal, modelo y actriz: "Creo que todo lo que vivimos nos forja a ser mejores cada día"
Valeria Drimal tiene 41 años, nació en Parque Patricios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se crió en Valentín Alsina y actualmente vive en Lomas de Zamora. Es una mujer multifacética: se desarrolla como actriz, modelo, Coach Ontológico Profesional y Coach Holístico.
Su pasión por el mundo actoral comenzó a los 13 años, cuando por casualidad una compañera de colegio (hoy en día grandes amigas) la invitó a una clase de teatro en la Sociedad de Fomento y Biblioteca Popular “Sarmiento” en Valentín Alsina: “Lo gracioso de todo esto es que mi amiga fue solamente unas clases y yo nunca más pude sacarme al teatro de mi piel. Me enamoré completamente” comenta en diálogo exclusivo con NOVA.
Para Valeria, el teatro se convirtió en una prioridad. Sus clases eran los sábados a la mañana y “con frío, o con lluvia, agarraba mi playera roja y me iba contra viento y marea a vivir una nueva aventura, a jugar, a soñar, a vivir el teatro en mí” ahonda y agrega que fue allí, en ese espacio de enseñanza que aprendió e hizo casi todo: “Fui desde utilera, apuntadora, sonidista, iluminadora, hasta telonera”, recuerda.
Al profundizar en sus inicios en aquel mundo, Valeria recuerda que la inexperiencia y los nervios le jugaron una mala pasada: “Mi debut en el escenario fue realmente un terrible fiasco. Me agarró pánico escénico y, de cuatro carillas de texto que tenía, solo dije dos renglones. Me quedé en blanco un rato largo, me di media vuelta y salí” comenta. Con el pasar de los años, y el desarrollo que tuvo como profesional, hoy puede contar aquel inicio fallido entre risas que denotan la ternura que el propio recuerdo le trae, sin embargo, como todo ser humano, también guarda en ella la sensación que la inundó en aquel momento: “Fué terrible, lo que más me gustaba no lo podía hacer”.
Muy a pesar de toda aquella experiencia que podría acobardar a algunos, Valeria entendió que su pasión le presentaba un desafío, y ella sabía que podía con eso: “Comencé a ensayar muy duro, durante meses, un monólogo. Cuando creí que ya estaba preparada, aunque nadie confiaba en mí, me animé y me subí de nuevo” recuerda y orgullosa agrega que en aquella nueva oportunidad “los dejé a todos con la boca abierta y llorando, fue realmente un gran éxito”.
Ahí, donde Valeria logró romper con aquella sensación de su debut en el escenario, “comprendí que quería hacer por el resto de mi vida: teatro. Y no paré nunca más” le explica a NOVA. Hoy puede decir que algunas de sus grandes referentes son Julia Roberts y Meryl Streep, “también me gusta mucho el cine nacional, el colectivo de actores que tenemos tiene mucho talento y es una gran fuente de inspiración”.
El recorrido de su formación profesional fue planificado y de importancia: “Estudié y me entrené en las mejores escuelas y con los mejores maestros; entre ellos está Norman Briski, Ana María Giunta, Daniel Fanego, Augusto Fernández, Diego Burzomi y José Manuel Espeche,entre otros” comenta y agrega a su currículum actoral que “también pasé por el Teatro San Martín y diferentes centros culturales. Poseo más de 25 obras estrenadas y, además de haber hecho cine, TV, publicidad y pasarela, también hice la carrera de Modelo de Alta Costura en la Escuela de Roberto Piazza. Actualmente estudio Stand-Up en Paseo La Plaza”, y decir que así concluye sería una falsedad cuando se habla de una persona que no solo vive para el arte, sino que se forma continuamente en todas las aristas que la convocan.
Desde NOVA quisimos saber qué significa para Valeria ser modelo, y para ella su profesión “significa felicidad perfecta” y profundiza: “Poder transmitir, contar y que el otro le pase algo, lo que sea, que lo modifique, lo saque de cómo está. Para mí es un montón, es lo que más disfruto poder sacar una sonrisa, una lágrima, un ‘qué pasó’. Es un ‘todo’ en amor con la creación” concluye.
“Creo que todo lo que vivimos nos forja a ser mejores cada día” decreta Valeria al ser cuestionada por aquellas experiencias que puedan haber sido las más relevantes para ella, haciendo más que distinguible en su discurso que, para ella, crecer como persona y crecer como artista necesitan ser parte de un mismo proceso.
En el ámbito del teatro, la modelo y actriz recuerda que sí hay una obra especial que atesora, “que fue ese monólogo que hice con gran éxito a los 14 años: ‘El timbre’ de Bernard Roitman, que lo volví a reversionar 20 años después con el gran maestro y director José Manuel Espeche” y comenta con aprecio por dicho monólogo: “Fue y es realmente una obra muy mágica. Tiene algo especial que a la gente y a mí nos transporta. Volvería a hacerla una y otra vez”. Más cerca a su rol como modelo aclara que “también las producciones fotográficas son un viaje a otro mundo que disfruto mucho hacer”.
Valeria, cuando no le toca cumplir el rol de artista frente al público o las cámaras, dice que “aprovecha a full” del poco tiempo libre que le queda: “Me gusta meditar, estar en la naturaleza con mis gatas, hacer pilates, juntarme con la familia a comer” y también “me gusta agasajar cocinando y le encuentro la posibilidad a todo”.
Detrás de la artista hay una mujer que disfruta tanto de aquello en lo que trabaja como de los espacios en los que puede descansar o divertirse, en su relato de ella misma describe que “una niña vive en mí. Soy una persona alegre, hago chistes todo el tiempo, soy tranquila, siempre voy por la paz y la mediación”, aunque en simultáneo “soy bastante desorganizada, no me gustan los quehaceres de la casa”.
Para el futuro cercano, Valeria está preparando un show de Stand-Up y ya tiene varias producciones fotográficas programadas de las que se podrá disfrutar muy pronto, en su futuro profesional la modelo y actriz cuenta que su sueño “es tener mi propia sala de teatro y actuar en teatros y pantallas del mundo entero”.
La mujer que conocimos en profundidad en esta entrevista deja leer entre líneas fortaleza, pasión por su profesión y voluntad que no sólo quedan en una sensación implícita, sino que nos lo hace explícito en un mensaje para todos los que la lean: “Le diría a la gente en general que no dejen de soñar, no dejen de jugar, no se pospongan. Que se valoren, que se amen y que se respeten. Que no pierdan la ingenuidad de su niño interior, que se escuchen y se animen a hacer lo que les haga feliz” y agrega que “la vida pasa muy rápido y nunca es tarde para empezar de nuevo. Que se la jueguen y vayan por aquello que les llena el alma” concluye.