El gobernador bonaerense Kicillof se quiere quedar con el bastón de mariscal y habilita la batalla interna
El peronismo vive momentos de tensión extrema y comienzan a mostrarse algunas definiciones en cuanto a quién puede conducir el proceso electoral que viene, para hacer frente a la discusión con Javier Milei.
La pelea que encabezan Andrés Larroque y Jorge Ferraresi con Mayra Mendoza y Julián Álvarez son parte de la muestra gratis que están llevando adelante los kicillofistas para mostrar los dientes, aunque mandan un mensaje necesario: “Siempre es con Cristina Fernández de Kirchner”.
El camporismo hoy se muestra como el espacio más cercano a la expresidenta y jefa del Instituto Patria, aunque se mantiene al margen de las discusiones que llevan adelante sus pollitos.
En este escenario, Axel Kicillof y Máximo Kirchner salen a la cancha para marcar la agenda y ponen el foco en actos masivos para mostrar el poder territorial que tienen y fidelizar a los propios.
El acto de Kicillof en la Quinta Sección Electoral marca el termómetro que desde el sector quieren mostrar: Intendentes con poder territorial, sindicalismo tradicional, empresarios, militancia organizada y federalismo. Sin embargo, desde la cúpula camporista avisaron que no viajarán hasta Mar Chiquita y mostrarán un faltazo, aunque hay dudas sobre el sector referenciado con Eduardo "Wado" De Pedro.
“Están todos invitados”, le dijo a NOVA uno de los jefes políticos del peronismo de la sección y que será el anfitrión de la jornada, Jorge “Pitingo” Paredi, quien se encargó de convocar a cada dirigente de todas las tribus del justicialismo, al momento que los invita a disfrutar un almuerzo en el nuevo local gastronómico que hace honor a Diego Armando Maradona, “El Pelusa”.
Pero no es el único movimiento que hace Kicillof. Semanas atrás contamos en un panorama de NOVA bonaerense que el gobernador preparaba viaje a las provincias y comenzó a mostrar su armado territorial en Misiones. Eso se suma a las alianzas, cada vez más estrechas, que hace con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela y la senadora de Catamarca, Lucía Corpacci.
De esa alianza, a los que se suman los gobernadores de Formosa, Gildo Insfrán y de La Pampa, Sergio Ziliotto, salió un encuentro con la cúpula de la CGT y que marcó una agenda que tiene, entre otras cosas, el hombre que conducirá el PJ nacional en reemplazo de la vacante que dejó Alberto Fernández.
Kicillof quiere correrse de la jugada y propone a Quintela como el hombre que se quede con el sello partidario. Además, avisó que “si Cristina quiere jugar por la conducción, él se alinea con ella”, aunque advirtió que sólo es por ella, no otro dirigente que ella busque imponer. Desde la CGT mostraron interés en que la sucesión de la presidencia del partido “quede en manos de un gobernador”.
Otro movimiento pasó por la consolidación del nombramiento de Jorge “Coqui” Capitanich en las líneas del gobierno de la provincia, precisamente en el Banco de la Provincia.
Los gestos que viene mostrando Kicillof dan cuenta de su voluntad de avanzar por el bastón de mariscal que dejó Cristina Kirchner. En la Mesa de Ensenada creen que, por más que tenga la mejor imagen dentro del peronismo, “necesita consolidar el liderazgo político”.
“No sirve tener la jefatura administrativa por un lado y la jefatura política en otro”, advierten y profundizan “hay que darle mayor musculatura y la lapicera la tiene que tener Kicillof”.