Sexo y erotismo
Los motivos

¿La gente elige tener cada vez menos sexo?

Expertos indagan los cambios en la vida sexual e indican quiénes tienen menos sexo y por qué eligen el celibato voluntario.

Los cambios tecnológicos han significado un antes y después en muchos aspectos de la vida cotidiana, pero no es lo único que se ha corrido de lo conocido. También se produjeron nuevos paradigmas en el orden social, económico y cultural que, aunque pueda parecer extraño, está impactando en el deseo sexual de muchas personas en el último tiempo, dando lugar a nuevo fenómeno: el celibato voluntario.

La elección voluntaria y libre de tener menos sexo (o nada) es una tendencia que cada vez más gente viene adoptando, sumado a la pérdida de interés en las citas o en llevar una vida de pareja.

Esta “revolución sexual”, que no está ni bien ni mal, sino que es una forma de elegir cómo vive cada persona su sexualidad, es un fenómeno que están experimentando los países de Europa occidental y en Estados Unidos, entre otras regiones, desde hace algunas décadas.

Un ejemplo de cómo se redujo la frecuencia sexual en estos países, la observamos en el caso de los estadounidenses adultos. Para comienzos de la década de 2010, tenían sexo nueve veces menos en el año que a finales de los '90.

Un estudio se puso a indagar sobre los cambios en la actividad sexual a fin de determinar qué grupo de edad son los que tienen menos sexo y cuál es el beneficio que encuentran en la elección del celibato voluntario.

Quiénes tienen menos sexo

A pesar de que con la edad se supone que baja la actividad sexual -sobre todo con los cambios que surgen en las mujeres durante la menopausia-, un estudio explica que en realidad son los más jóvenes de los países mencionados, los que tienen más falta de interés sexual, lo mismo que de acudir a citas o tener una pareja.

Otra investigación también aporta datos en esta dirección, y da cuenta que en 2018 uno de cada tres hombres estadounidenses de entre 18 y 24 años, declaró que no había tenido sexo en el último año.

Este estudio analizó los cambios de la actividad sexual desde 2009 y trazó una curva con perspectiva descendente en la frecuencia sexual de la población.

Por qué cada vez más gente elige tener menos sexo

El celibato voluntario es una elección libre de tener menos actividad sexual o incluso de renunciar directamente al sexo.

El estudio que analizó este fenómeno más potente entre los jóvenes sobre todo en países desarrollados, dio a conocer las principales razones que explican esta decisión.

El factor económico contribuye a la decisión de disminuir la frecuencia sexual por una cuestión de costos. Además, la inestabilidad económica pone en duda la posibilidad de sostener una vida en pareja.

Uno de los cambios sociales y culturales más relevantes de las últimas décadas, es la igualdad de oportunidades que hoy en día tienen las mujeres, ya que actualmente no pesa la presión social de ser madres o encajar en los roles de género típicos.

De igual modo, la ausencia del derecho al aborto en algunas regiones, sumado a los costos económicos, hace replantear el deseo de tener hijos, haciendo que algunas personas decidan reducir su actividad sexual.

Otro factor que también ha cobrado importancia en este cambio de enfoque sexual, es el incremento de las alternativas de entretenimiento y de ocio, y el auge de las redes sociales y las aplicaciones de citas.

Las personas que usan estas herramientas sienten que las ayuda a conectar más rápido con otra gente, pero a la vez incide en la competencia y las expectativas en los vínculos.

Qué pasa si se tiene menos sexo

Está claro que el celibato voluntario no es para todo el mundo, pero quienes eligen esta forma de vivir su sexualidad señalan que se sienten más libres y que tienen mayor control sobre su vida, lo que les permite enfocarse mejor en sus metas, pasiones y crecimiento personal, según indica el estudio.

Asimismo, destacan que el hecho de no estar sujetos a una relación de pareja, les hace sentir menos estresados y ansiosos.

Sin embargo, contrariamente, algunas evidencias científicas asocian la falta de secreción de la endorfina, la hormona de la felicidad, con el aumento de los niveles de estrés, lo que puede repercutir en valores más altos de tensión arterial y cortisol. Esto se percibe como una asociación, no una causa y efecto.

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