Mientras la sanguijuela disfrazada de León se entretiene en largas charlas nocturnas y clandestinas con el Gato que aún no acepta la derrota de su espacio –pero sí empieza a ejercer cada vez más presión política- , la maldita y derruida rueda económica sigue girando.
A lo largo de este mes, los argentinos comenzarán a sentir en impacto más potente del ajuste libertario.
En principio, se aplicará un aumento del 4 por ciento promedio en las tarifas de energía luego de una etapa de congelamiento ficticio, y aunque hubo una nueva postergación en el impuesto a los combustibles líquidos (ICL), de todas formas este rubro también arrancó agosto con otro tarifazo del 3 por ciento en todo el país. A este ritmo, el combustible ya registra un aumento superior al 130 por ciento en lo que va del año.
En cuanto a las boletas de luz y de gas natural por redes, crece la inquietud debido a que desde el Ministerio de Economía afirman que se analizarán “mes a mes”. Estudios privados estimaron que aquellos usuarios que no reciben subsidios debieron pagar en julio una factura de gas natural 1.200 por ciento más alta que en diciembre, a causa de los aumentos de abril y junio, sumado al pico generado por la llegada del invierno. En referencia a la energía eléctrica, el acumulado del año totaliza por encima del 200 por ciento y el servicio de agua roza el 250 por ciento.
Además, la próxima semana habrá un aumentazo del 37 por ciento en los boletos de colectivos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el Gobierno ya avisó a las empresas que habrá más subas este año, en el que ya se registra un incremento mayor al 400 por ciento en el sector.
Según relevamientos de consultoras privadas, los incrementos de tarifas que fueron postergados hasta julio habrían sumado casi 4 puntos de inflación adicional a los índices difundidos por el INDEC, y una liberalización total habría implicado un salto de casi 9 puntos en el IPC, que acumuló una cifra inflacionaria de casi el 80 por ciento en los primeros siete meses de 2024.
Por otro lado, en este marco de ajuste demencial, los jubilados y pensionados estuvieron entre los segmentos más dañados, ya que el 40 por ciento del recorte del gasto público se aplicó a las partidas sociales.
La fuerte recesión viene obligando a los argentinos a realizar cambios de hábitos cada vez más arraigados, como la minuciosa selección de los productos a consumir (guiándose por promociones con billeteras virtuales, relegando las grandes marcas), reemplazando por ejemplo la carne vacuna por otras opciones como legumbres o guisos. Eso no es todo: más de la mitad de la clase media está recurriendo a los ahorros para afrontar los gastos mensuales.
En esta línea, el consumo se desplomó un 35 por ciento, porque no solo bajó abruptamente la capacidad de compra, sino también la posibilidad de stockearse para sobrevivir un tiempo evitando aumentos.
A este complejo panorama se suman datos alarmantes sobre la desocupación. El sector privado se fue desdibujando como generador de empleo asalariado, que pasó del 55 por ciento en 2012 al 47,6 por ciento en el primer trimestre de 2024. Como contrapartida, creció el trabajo independiente, que pasó de 13,8 por ciento en 2012 al 20,2 por ciento en el mismo plazo.
Las pymes, ahogadas por la presión impositiva, los altos costos, la falta de acceso al crédito y la caída de las ventas, no solo se ven imposibilitadas de contratar trabajadores, sino que se han visto obligadas a achicar sus estructuras.
Así y todo, parece que estos datos no alcanzan para provocar una reacción al menos empática por parte del presidente Javier Milei, quien sigue sobrevolando la crisis desde un pedestal que no está tan firme como imagina.
De hecho, así se lo está haciendo notar el ex mandatario nacional Mauricio Macri, quien si bien nunca desapareció de la escena política, viene haciendo ruido en terreno libertario, motivado por un juego de intereses en el que la memoria tiene un rol clave. El líder de La Libertad Avanza sabe muy bien que si en elecciones venideras los amarrillos desilusionados con su performance le sueltan la mano, estará perdido. ¿Qué deberá entregar a cambio?
Mientras la rosca que involucra a Milei, su hermana Karina, Santiago Caputo, Victoria Villarruel, Patricia Bullrich y Mauricio Macri se pone cada vez más ardiente, el Presidente acrecienta la deuda que contrajo en campaña con todos los argentinos: la de la reconstrucción del país por el bienestar común. Ni una señal de asomo, sino todo lo contrario. Por más que la quieran dibujar.