De esa reunión que se hizo en el local de ATE Sur surgió el compromiso de llevar el petitorio contra la privatización y la campaña a cada barrio, lugar de trabajo y de estudio, y en estas 2 semanas se hicieron distintas acciones previas a la central pautada para este martes.

Se recorrieron estaciones dialogando tanto con los trabajadores ferroviarios como con los usuarios; en Lomas, en Banfield, en Berazategui y otros puntos se pudo comprobar que hay un gran apoyo de los usuarios ante el reclamo: muchos de ellos recuerdan la desaparición masiva de ramales, cierre de estaciones y desaparición de pueblos enteros, con las consecuencias sociales que todo eso conllevó, como una de las secuelas más graves del proceso de privatización de los '90.

Todo ese desguace no fue revertido por ninguno de los gobiernos posteriores, que inclusive fragmentaron aun más la gestión de los ferrocarriles, dando vía libre a las empresas privadas para hacer sus negocios.

La masacre de Once fue un cimbronazo que mostró con toda brutalidad las consecuencias de la gestión privada de un servicio que debe ser público y sin interés en la ganancia, y obligó al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a quitar la gestión a los empresarios que se la habían llevado en pala tantos años.