Martín Vestiga, Tito Rosca y el caso de un intendente K octogenario y escatológico

Sagaz como siempre. Intrépido e inquisidor. Adjetivos que sólo califican a Martín Vestiga, un asiduo colaborador de NOVA que vive trabajando y que, en sus ratos libres, investiga como pocos. Todo un adicto a su profesión.
De paseo, nuevamente, con la cara reseca por el frío invernal, crucé una ancha avenida y me predispuse a descansar los pies en el banco de una plaza pelada de gente. Ni perros vagabundos había.
Y en pleno descanso matinal la aparición de siempre: don Tito Rosca y su costumbre de traer información fresca de todas las latitudes del país. Lo saludo, me hace un ademán como diciendo “estoy apurado”, pero se sienta a mi lado. “Martín, anotá”, me dice, seco.
“Hay un intendente kirchnerista que se “Kaga” encima. Olor fétido, a coliflor, en el partido de La Costa”, dice Tito, suelto de lengua y sigue. “No sólo la estadounidense Tamara Torlakson se hizo famosa mundialmente por su decisión de hacerse caca encima durante una carrera de maratón para no perder su ritmo y mejorar su marca”.
Le recuerdo a Tito, mientras pienso quién será el alcalde en cuestión, que también María Amuchástegui, una señorita que salía en la tele dando clases de gimnasia cuando el cable no existía, se desgració encima y fue el hazme reír de todos.
Se ríe Tito, y me comenta que se trata de un hombre de mar octogenario, bautizado “Dinosaurio Pinto”. Tiene la costumbre escatológica de mezclar la necesidad con el diálogo en plena reunión. “Un blend explosivo”, pienso.
“La incontinencia fecal del anciano Pinto ha tenido sus fases: primero los funcionarios alcahuetes, con cara de disimulo, se inhalaban todo y luego lo llevaban hasta su casa. Segundo, el intendente Kagón optó por usar pañales y así seguir con el mal hábito cerca de todos”, agrega Tito, que estaba apurado pero ahora se queda hablando hasta por los codos.
¿Quién paga los pañales del intendente kagón? Fluyó la pregunta del millón. Las malas lenguas también afirman que “es rata”, ya que los pañales son de PAMI. A pesar de que es médico el buen señor, no puede encontrar solución al grifo flojo. Pero sin problemas, sigue Tito, no ha dudado en pagar más por sus vehículos, ya que son tapizados en cuero, “para que otro limpie el producto del sistema digestivo”, completa.
“Gracias Tito, quedé anonadado”, le digo, mientras me saluda con afecto. Y me quedo pensando en el alcalde, a quien no le alcanza ni una palangana ni un balde…
A la mierda, reaccionarios
Me la suda todo lo que puedas ladrar.
¡Siempre amé la libertad!