El columnista invitado
Análisis

Jornada laboral de 12 horas, La Forestal de Sturzenegger

El periodista Gustavo Zandonadi. (Foto: NOVA)

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

La protección mediática de la que goza el Gobierno de Javier Milei es impresionante. Esta semana quedó en evidencia por el silencio que hicieron los grandes medios nacionales sobre un proyecto del ministro Federico Sturzenegger para llevar la jornada laboral de 8 a 12 horas. La noticia apenas se pudo leer en un puñado de portales, mas no en aquellos que marcan agenda. El funcionario lo desmintió en su red social X, pero ya se sabe que cuando desmienten es porque en verdad ya está encaminado.

La extensión de jornada no vendría sola porque estaría acompañada por el regreso -nada triunfal- de los ticket canasta, todo un rasgo distintivo de los años menemistas. Hace rato que volvió la Segunda Década Infame. La primera vez que vivimos los 90 fue una tragedia, atenuada por la simpatía de un político profesional, carismático y comprador -líder por naturaleza- al que la sociedad le perdonó muchas cosas para no perder el 1a1. Ahora son una comedia presidida por un aprendiz de política que no se cansa de exhibir rasgos autoritarios, y que no puede explicar cómo va a crecer la economía sin decir una grosería, impropia para un presidente.

La jornada laboral de 12 horas es una afrenta para los trabajadores, además de ser un enorme retroceso que pone en discusión un tema que fue cerrado hace casi un siglo. El 12 de septiembre de 1929 el Senado aprobó la ley 11.544, cuyo artículo 1 establece: "La duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro". De concretarse la aspiración de Sturzenegger, este artículo dejará de regir las relaciones laborales de millones de argentinos.

La aplicación de la nueva jornada será intrumentada vía convenio colectivo de trabajo. Al hacerlo de esta forma queda más que claro que los gremios fuertes serán los que estén en mejores condiciones para oponerse a los cambios. Por el contrario, los sindicatos con menor fuerza no tendrán razones de peso para frenarla, porque como dijo Martín Fierro, "En su boca no hay razones, aunque la razón le sobre, que son campanas de palo las razones de los pobres".

No existe evidencia clara sobre las preferencias literarias de Federico Sturzenegger, pero si no leyó el Martín Fierro, alguna magia se lo grabó en la mente. Quizá el verso que mejor le cuadra es ese que dice "¡Dele azote, dele palo, porque es lo que él necesita! De todo el que nació gaucho ésta es la suerte maldita". A Patricia Bullrich también le gusta ese verso. La genial descripción de José Hernández parece ser el objetivo de este Gobierno, que prometió dólares y quiere entregar ticket canasta, además de palos y balas de goma.

Está claro que con Milei no solamente vuelven los 90, vuelven también los peores días de la Argentina. Vuelven los tiempos en que un obrero era más barato que el objeto que producía. Vuelven la época que se pagaba parte del sueldo con papales pintados sin valor, para gastar en un lugar determinado, al mejor estilo de lo que fue La Forestal, en la provincia del Chaco, entre las décadas del 20 y del 60. El tema fue tratado en forma magistral en la obra teatral "Crónica cantada La Forestal. Un hachazo a la dignidad del hombre", interpretada por Enrique Llopis y Emilio Lenski, estrenada en 1984 en Rosario.

La campaña electoral del año pasado fue un gran maquillaje para la oferta de Milei. Ahora que ese maquillaje se corrió, queda en evidencia la cruda verdad del programa liberal: que los argentinos trabajen cada vez más a cambio de papelitos y que vendan sus dólares para pagar impuestos, como lo dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, días atrás. No hace falta agregar nada para aclarar que este Gobierno quiere seamos esclavos sin patrimonio, dedicados por entero al trabajo, sin tiempo para pensar, para estar con la familia, con los amigos, o para estudiar una carrera universitaria. Te quieren solo, bruto y burrito de carga.

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