Parece que, a pesar de haber firmado un contrato, ni el canal de las pelotas ni la producción le ponen un freno a su comportamiento sucio, irreverente y arrogante, que viene pisoteando a todos los integrantes del programa, incluidos los “hermanitos” -que tuvieron que afrontar un duro trabajo mental para soportar sus agravios constantes durante meses - y el conductor, Santiago del Moro, a quien le ha hecho innumerables desplantes sin que se le mueva un pelo. El episodio más reciente fue el rechazo del premio a la “Mejor Pelea” del reality, cuando se lo quiso entregar en mano.

Al conductor que defiende lo indefendible tampoco le movió la aguja cuando Juliana basureó a Mauro Dalessio, aplicando incluso violencia física; ni cuando amenazó de muerte a Agostina Spinelli, quien abandonó la casa en una crisis de llanto, y menos cuando trató de “soretes” a varios de los participantes todas las veces que se le antojó, gritándoles a un centímetro en la cara, sin recibir sanciones acordes a cada caso.

Furia no solo se muestra como mala perdedora, sino que además, deja en evidencia una vez más su personalidad ególatra y altanera al ignorar al verdadero victorioso de esta historia, Bautista Mascia, quien con mucha honra supo sobrevivir a un contexto enfermizo generado por la persona más tóxica y nociva de la casa, para finalmente quedarse con el premio mayor. Le pese a quien le pese, el uruguayo supo surfear la ola con inteligencia, astucia, y sin insultar ni ensuciar a nadie.

Como bien le dijo la conductora Verónica Lozano a Juliana Scaglione en la cara frente a millones de argentinos, al recibirla en su living (“También hay días que podés tener ganas de soportar a una pesada como vos, que está todo el día gritando, y otro día no”), su nivel de violencia no iba a llevarla muy lejos. Por más “fandom” que una persona crea tener, nadie está exento de quedar... “!afuera!”.