El chofer considera que no puede tolerar a diario el abuso de poder vertical sobre su persona ya que afecta su salud y bienestar laboral. Asegura que cumple religiosamente todas las tareas encomendadas pero sus autoridades solo buscan someterlo. La finalidad de dicho accionar es para darlo de baja o que renuncie.

Lo acusan de ponderar al ex presidente Rafael Videla en horario de trabajo y demás mentiras que nunca narró. Debe padecer reiterado desprecio directa o indirectamente por comentarios que nunca efectuó.

Bajo ese escenario, mencionó que buscan aislarlo, deteriorar su autoestima, disminuir su carga laboral para degradarlo y progresivamente sacarlo del lugar que ocupa. Según cuenta, lo persiguieron laboralmente haciéndole estudios psiquiátricos, cardiológicos y toxicológicos para hacerlo “pisar el palito”.

Cabe mencionar que además de las denuncias en el gremio, también efectuó acusaciones directas en la Fiscalía sobre corrupción en el manejo de horas extras, facturación de mentirosos viáticos y demás hechos turbios en las arcas del Estado. Por parte de ATE y AERI recibió brutales amenazas, inclusive a su hija.

Para concluir hizo mención a que “cada día es más difícil llegar a fin de mes. Pero esta preocupación desplaza a la inestabilidad económica. Poder pensar diferente sin ser agredido, disminuido, desestabilizado, aislado y discriminado es un baluarte que nunca se puede perder”.