Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
Celestino Rodrigo fue el tercero de una larga serie de ministros de economía que tuvo la presidencia de Isabel Perón. Estuvo en el cargo apenas 45 tormentosos días que fueron suficientes para quedar en la memoria colectiva de los argentinos.
El 4 de junio de 1975 anunció una fuerte devaluación, acompañada de fuertes incrementos de las tarifas de combustibles, servicios públicos y transportes. El paquete de medidas pasó a la historia con el nombre de Rodrigazo.
"Mañana me matan o mañana empezamos a hacer las cosas bien"
Esta frase podría ser pronunciada por el nuevo director técnico de un equipo que busca salvarse del descenso. La pronunció Celestino Rodrigo, un ingeniero vinculado al todopoderoso Ministro de Bienestar Social José Lopez Rega, que el lunes 2 de junio de 1975 viajó en subterráneo desde Acoyte hasta Plaza de Mayo para jurar como ministro de Economía. Con ese tono dramático Rodrigo respondió a los periodistas que le preguntaron qué podía esperarse de su gestión al frente de un ministerio que se parecía mucho a un potro salvaje que no había quién pudiera domarlo.
La muerte del General Perón el 1 de julio de 1974 había desatado una severa crisis de gobernabilidad. Le tocó a su viuda, Isabel, tomar el timón de una Argentina azotada por la violencia política, la inestabilidad económica y la incertidumbre sobre el futuro. Antes de Rodrigo ya habían pasado por el sillón de Economía José Ber Gelbard y Alfredo Gómez Morales. El tercer gobierno justicialista llevaba menos de dos años en el poder. El nuevo ministro, que había sido secretario de Seguridad Social, nombró como Secretario de Programación Coordinación Económica al contador Ricardo Zinn, exfuncionario de gobiernos de facto y con aceitados vínculos en el mundo empresarial. En su libro "Isabel Perón-Intimidades de un gobierno" el Dr. Julio C. Gonzalez recuerda que éste era el verdadero ministro en las sombras.
El paso previo: tarifazos en naftas y servicios públicos
El nuevo ministro dirigió un mensaje a la nación que podía interpretarse como un beneficio de inventario. No prometió nada, simplemente se limitó a señalar que la tragedia nacional era que cada argentino era individualmente pobre en medio de la abundancia de recursos, reflexionó Julio C. Gonzalez en su obra citada.
Dos días después de las palabras llegó el turno de las primeras medidas. Buscando recaudar más para hacer frente al déficit en las cuentas públicas, hubo fuertes aumentos en las tarifas de combustibles, servicios públicos, transporte y otros rubros. Por su parte el Peso Ley sufrió una feroz devaluacion, en el orden del 160 por ciento. Los aumentos rápidamente se trasladaron a precios y la estampida fue imparable. Ante este escenario la preocupación fue ganando el ánimo de los gremios que rápidamente se pusieron en estado de alerta.
El Rodrigazo
Siempre siguiendo el texto de Julio C Gonzalez, podemos leer que: "La Presidenta firmó un acta secreta con sus ocho ministros en donde se establecía que bajo ningún concepto se iban a homologar convenciones colectivas de trabajo con aumentos que excedieran el 45 por ciento" algunos gremios acordaron incluso por debajo del tope, pero la Unión Obrera Metalúrgica logró una suba del 120 por ciento que destrozaba las previsiones oficiales. La UOM allanó el camino para los que siguieron, entre los que se destacó el Sindicato de Mecánicos Automotor (SMATA) con un incremento del 200 por ciento ¿Qué pasó con los que cerraron por debajo del 45 por ciento? Lógicamente, reclamaron por la diferencia. Los aumentos se trasladaron a los precios y la hiperinflacion fue del 182 por ciento según detallaron Pablo Guerchunoff y Lucas Llach en su obra "El ciclo de la ilusión y el desencanto".
El gobierno respondió anulando las convenciones colectivas de trabajo homologadas pocos días antes. Hubo algunas renuncias en el gabinete, como la del Ministro de Trabajo Ricardo Otero quién al retirarse se lamentó frente a sus colaboradores afirmando que "el peronismo ha muerto". En paralelo la CGT organizó por primera vez una huelga general contra un gobierno peronista y no por 24, si no de 48 hs. entre los días 7 y 8 de julio de 1975, en protesta por la derogacion de los CCT y de paso, contra Lopez Rega y Rodrigo. Pocos días después ambos renunciaron.
Consecuencias
Cuentan los libros de historia que el lunes 2 de junio de 1975 la Argentina todavía era un país con pleno empleo y una deuda externa, relativamente baja, en el orden de los 5.189 millones de dólares. El Rodrigazo fue un punto quiebre en la historia de nuestro país. La inflación comenzó un largo período de quince años por encima de los tres dígitos. Para el gobierno fue el proncipio de una deriva descendente que terminó con su caída, el 24 de marzo de 1976. Ricardo Zinn continuó trabajando como asesor del Ministro José Alfredo Martinez de Hoz durante el Proceso de Reorganización Nacional. Justamente a él se le atribuye el slogan "achicar el Estado es agrandar la nación" de moda por aquellos años y que hoy se vuelve a instalar.