Dax: historia, magia y artes marciales en una obra fundamental de la historieta argentina

Por Iván de la Torre (*), especial para NOVA
Las aventuras de un hombre blanco en China a comienzos del siglo XX contadas por tres maestros del guion y dos inmensos dibujantes.
Esta serie retoma uno de los grandes ejes de la obra woodiana: el momento en que un niño pierde a sus padres y es obligado a crecer en un entorno completamente diferente al que conoce, un tema presente en “Savarese”, “Jackaroe”, “Chaco”, “Mark” y “Mojado”, por citar los mejores trabajos de Robin Wood.
En “Dax”, Daniel Arthur Xavier es salvado por un guerrero boxer cuando sus progenitores son brutalmente asesinados y eso cambia su destino para siempre, convirtiéndolo en el eterno marginal, alguien que se debate entre su origen social y el mundo donde creció (“He vivido diez años con Hong. ¿Qué se yo de Francia? ¿Quiénes son esas extrañas gentes que me dicen a qué país pertenezco? No quiero volver. Este es mi lugar. No conozco a esas gentes de Francia. Soy Dax. Tenemos que cosechar arroz. Déjenme”).
Wood sitúa la historia en las primeras décadas del siglo XX, en una China destrozada por la guerra civil, donde todo puede suceder y nada es seguro, un mundo violento y brutal, sin códigos ni certezas, donde lo único importante es sobrevivir, sin importar el costo: “Dicen que el emperador-niño ha sido derrocado, dicen que ahora somos una república, dicen que un hombre llamado Sun Yat-Sen fue presidente del sur por cuarenta y tres días. Cada provincia se ha desgajado. Cada señor de la guerra se considera rey y no obedece a nadie. China es como un ciego que avanza, tropezando y perdido. Son tiempos de guerra y saqueo. Malos tiempos en los cuáles cada hombre lucha por sí mismo”.
Acompañado por el impecable dibujo de Rubén Marchionne, Robin retrata una China al borde de la disolución, llena de personajes carismáticos, imprevisibles, despóticos y terribles que solo aspiran a hacerse ricos a través de la violencia y el miedo:
- “Yeng-Chao es el rey del mar: basta un movimiento de su mano para que cien juncos de guerra desciendan las aguas del Yang-Tsé trayendo el fuego y la muerte. Basta su voluntad para que la Emperatriz Viuda vacile en la Ciudad Prohibida y para que los ministros se vuelvan cautelosos... Es el rey del mar y rey de los hombres”.
- “El grupo de hombres estaba arremolinado en un rincón del muelle semipodrido, riendo y aullando mientras los dados corrían en el polvo. Vestían una extraña mezcla de harapos y ropas de lujo, pulseras de oro y profusión de armas más cuidadas. Eran los Pabellones Negros, el azote del Oriente. Saqueadores, asesinos, destructores, cuya única ley era la voz de sus amos y el sable de los verdugos".
- “La Emperatriz Viuda es temida. Es madre sagrada, da, pero su cólera es temible. No hay blandura en la anciana de hierro, encerrada en su Ciudad Prohibida. Pálida, cruel y astuta, con su desagradable voz y su inteligencia filosa como una navaja. Acorazada contra todo sentimiento de soledad, era una araña de oro”.
- “Son cazadores de esclavos para los arrozales y de mujeres para la costa”.
Wood muestra un mundo implacable donde la piedad no existe y nadie está a salvo de la ambición ajena, ni siquiera aquellos que, en teoría, ya no tienen nada que perder: “Era un campesino pobre. Sus hijos murieron de hambre y también su mujer. Solo quedó su niña menor. Y con ella vino a la ciudad, pero una noche alguien se la arrebató tras apalearlo. Los mendigos, naturalmente. Los mendigos venden muchos niños como esclavos, es un excelente negocio para ellos”.
Dax recorre ese inmenso país golpeado por el hambre, la miseria, la guerra y la desesperación buscando conocer el origen de los extraños poderes que heredó de sus padres (“En tu familia ha existido siempre, durante los años de su existencia, una cierta corriente de poderes sensoriales que ha ido aumentando con el paso del tiempo. En cada generación han aparecido uno o dos miembros capaces de hacer cosas increíbles con el simple poder de su mente”), una excusa perfecta para que Robin muestre, combinando crudeza, poesía y realismo, uno de los periodos más complejos de la Historia:
- “China y sus arrozales en la niebla azul de la mañana, con las hileras de siluetas delgadas con sus sombreros de paja. China con sus sociedades secretas, sus saqueadores, sus feroces caudillos y sus aventureros de mil naciones. China, ardiente en el caos, la guerra civil y el desorden...”.
- “Oficiales de cien países asisten estupefactos a esta hecatombe colosal que nadie puede detener y se resignan a encogerse de hombros y brindar con champaña por el fin del mundo. Americanos, ingleses, rusos, japoneses, franceses, alemanes y austriacos. El champaña estalla mientras China arde en mil hogueras”.
- “Sobre las aceras, confusos soldados cocinan sobre pequeños fuegos susurrándose preguntas. ¿Quién manda hoy en China? Nadie está seguro y mientras la duda existe todos conservan las manos cerca de los fusiles”.
- “Desde las tinieblas llega un eco de disparos, de trenes en marcha, de gritos y crepitar de incendios, de negros estandartes de seda y el chapotear de miles de pies en los arrozales...”.
Gustavo Amézaga heredó la historieta en 1984 y logró mantener el tono original, escribiendo episodios sólidos, manejados con destreza narrativa y mucho vigor.
La etapa final de la serie (con Frank Szilagyi reemplazando definitivamente a Marchionne en los dibujos), estuvo a cargo de Ricardo Ferrari, quien le dio un nuevo giro al personaje al insertar los temas que lo obsesionaban (el destino, el valor, la memoria y el momento único que define la vida de un hombre), para diferenciarse de Wood y construir un tono que recuerda a Jorge Luis Borges, su gran referente:
- “China es demasiado grande y demasiado vieja. Tan grande, que cualquier cosa cabe en ella. Tan vieja, que todo lo que pueda pasar, en ella ya ha pasado. Así que el tiempo y los lugares se repiten, con pequeñas variantes, a veces solo de matices. Y a veces sucede que una historia es arbitrariamente cambiada a partir de cierto punto. Un extraño experimento que un dios, o varios dioses, preparan para su diversión”.
- “En un mismo día, a lo largo de una interminable mañana, ha descubierto que quedan en él cosas terribles”.
- “¿Qué es el destino? Para algunos hombres es una encrucijada de caminos. Hay momentos en su vida en los que se detienen y pueden ver hacia adelante, y escoger. Esos hombres son los que se construyen a sí mismos”.
- “¿Qué es el destino? Para algunos hombres es como una ola. Siempre sumergidos en ella, no tienen conciencia de hacia dónde van. La ola los arrastra. No pueden escoger, ni rehusar. Hombres así son los que ni siquiera pueden elegir su muerte”.
- “Ho, el legendario, extinguió en un abrazo silencioso el fuego de rencor que había alimentado durante 15 años. A su manera, iba a vengar no la traición inexistente, sino el mal destino con el que ambos pagaron su valor y su hombría”.
Pese al inmenso éxito del que gozó en sus diferentes etapas, la serie nunca fue publicada en una edición completa que permitiera disfrutar todos los matices de un personaje que protagonizó 120 episodios a lo largo de 12 años de la mano de tres guionistas y dos dibujantes de primer nivel; tal vez, en un futuro cercano, algún editor se anime a lanzar un recopilatorio de esta joya de la historieta argentina que mezcla historia, magia, artes marciales y denuncia social, sorprendiendo constantemente al lector con sus giros argumentales, sus extraños personajes y sus imprevisibles estallidos de violencia; una historia que comienza con una irresistible invitación de Robin Wood en el capítulo 1: “Abre, amigo, el gran arcón de la aventura, el de la leyenda, y verás los orientales de crueldad de seda, los juncos crujientes oliendo a opio y vendaval, oirás los tambores de bronce que espantan a la muerte. Abre ese arcón, amigo, en él lo hallarás, entre el opio y las tormentas y las negras banderas de seda de los piratas y el gritar de mil mujeres y en el fuego de los pueblos saqueados y en el remordimiento y la furia y el bramido del juicio de Dios. Abre el arcón, amigo, ahí hallarás a Dax. Brotarán fuegos extraños y nunca imaginados. Brotarán sueños increíbles, voces, alaridos y explosiones de extraños colores... y en el fondo lo hallarás... Entre todo eso hallarás a Dax. Abre el arcón, amigo”.


