De 40 años, se comprobó que el exjugador violó a una joven en Italia, por eso su larga condena.

“No soy un monstruo”, dijo por esos días Robinho, quien trata de pasar sus días lo mejor posible en ese infierno.

Según el relato del diario ‘The Sun’, el ex futbolista estudia, recibe un curso de electrónica básica de 600 horas, algo que forma parte del trabajo “penitenciario que está diseñado por el Instituto Universal Brasileño para enseñar a los reclusos nuevas habilidades en preparación para su futura liberación”, dice el diario Marca.

Es difícil decir si lo está disfrutando o no, pero le está ayudando a pasar el tiempo”, indicó el abogado de Robinho, Mario Rosso Vale. Una vez aprenda bien, Robinho podrá reparar electrodomésticos en la cárcel.

“Mantiene la cabeza gacha, está siendo un recluso ejemplar y no ha tenido problemas con otros presos”, dijo el abogado. Además, confirmó que el exfutbolista es un preso “modelo” desde que fuese encarcelado en marzo

Asimimso, contó que le regalaron unos guayos para que jugara partidos en la cárcel. Sus condiciones no son las mejores, pues se dice que en la prisión en la que está se han presentado hechos como reclusos decapitados, mucha droga, hay baños con agujeros en el suelo, malas condiciones sanitarias y hasta violencia sexual.