La calidad de tu mente determina la calidad de tu vida
Por Beatriz Goyoaga (*)
La mente es la que hace tu vida. La vida no es buena ni mala: la vida, es. Según como esté tu mente, así será la calidad de tu vida. El cuerpo y la mente son siameses, imposibles de separar, al cuerpo lo cuidamos, lo alimentamos, le hacemos dormir y hacemos ejercicio, mientras que a la mente la ignoramos en su totalidad, solamente cuando esta “falla” le ponemos atención y ya en muchos casos es tarde.
Es necesario saber que la mente se puede entrenar, ejercitar y equilibrar. Un partido de fútbol no lo ganan las piernas sino las mentes y de la misma manera un partido de ajedrez; no lo gana la mano sino la mente. Entonces, la forma más importante de equilibrar la mente es a través de técnicas de respiración consciente y meditación.
La meditación se consideró durante décadas un lujo pero hoy, desde la inteligencia emocional, distintos comités olímpicos internacionales y grandes empresas o universidades buscan que sus miembros mediten.
Muchos creen que la meditación es poner la mente en blanco pero no es así. Los pensamientos son impulsos de energía que no se pueden cortar, lo que se consigue es que no molesten.
Una mente en el momento presente, sin ansiedad por el futuro y sin bronca por el pasado, es meditación. Una mente en equilibrio es meditación. Meditar es conectarse con el interruptor principal de energía ya sea creativa, reparadora, o sanadora, y además sirve para reposar todo lo que nos bombardea la cabeza en el día a día.
Cuando tomamos conciencia y le dedicamos 20 minutos diarios a hacer lo que nos hace bien, nos damos cuenta de los beneficios y nunca más diremos “no tengo tiempo”. El tiempo está disponible pero depende de en qué lo queramos invertir. Hay grandes ejecutivos y ministros que encuentran el tiempo, por lo que, con mis más de 26 años de experiencia meditando, te aseguro que se puede encontrar.
20 minutos de meditación profunda, equivalen a seis horas de sueño, pero este no es el único beneficio. Los beneficios de la combinación respiración y meditación son innumerables: a nivel fisiológico eleva el sistema inmunológico, elimina el insomnio, maneja todas las enfermedades que vienen del estrés, como la psoriasis, el asma, el colon irritable, entre otros. A nivel mental, más foco, más productividad, más alegría, y a nivel emocional, mejora tus relaciones, más paciencia menos irritabilidad.
Entonces, ¿cuáles son las reglas de oro a la hora de meditar?
- Estómago vacío. No se puede meditar después de comer.
- Sentarse con la espalda derecha. No debemos estar acostados porque la mente asocia el estado de acostado al estado de dormir entonces te relajas y duermes pero no meditas.
- Como principiante, evita los lugares ruidosos.
Luego de estos pasos, debes tener una técnica aprendida o ser guiado para lograr una respiración consciente. Tener un mantra personal es la forma más fácil de meditar. El Mantra no es una palabra sino una vibración y poder usar tu propio mantra y navegar en el supraconsciente vale oro. La diferencia entre la meditación guiada y la meditación. Tú solo es como ver bailar o aprender a bailar.
Meditar es tomar conciencia de que no vinimos a esta vida a comer, dormir y trabajar, sino a evolucionar y ser felices; a entender el tiempo, el amor, el universo; pero vamos a tanta velocidad en lo que hacemos que no nos da tiempo. Poner un freno de mano, bajar un cambio, es fundamental.
Hay que meditar para eliminar esas capas de ansiedad y estrés ya que a la mente no la puedes manejar con la mente. Solo puedes manejarla con tu respiración y con tu meditación, y la calidad de tu mente determinará la calidad de tu vida.
(*) Coordinadora e instructora internacional de El Arte de Vivir.