Entre los factores de riesgo identificados se encuentra la falta de espacios seguros en entornos familiares y escolares. Aquellos que cuentan con apoyo y aceptación en estos ámbitos muestran resultados más positivos en su salud mental. La exclusión familiar es citada como el principal motivo de intento de suicidio por el 77 por ciento de las juventudes LGBT+.

Otro hallazgo preocupante es la amenaza de las llamadas "terapias de conversión", prácticas ilegales en 16 estados mexicanos, que aumentan el riesgo de suicidio entre la juventud LGBT+.

Particularmente vulnerables son las personas trans y no binarias, con dos de cada tres individuos de este grupo considerando el suicidio, y casi la mitad intentándolo. Los hombres trans y personas transmasculinas muestran las tasas más altas de ideas e intentos de suicidio.

La falta de apoyo familiar y la discriminación en entornos escolares son citadas como desencadenantes de estas crisis mentales. Sin embargo, donde existe apoyo por parte de amigos y familiares, se observa una disminución de los riesgos de depresión, ansiedad e intentos de suicidio.

Edurne Balmori, una de las personas involucradas en el estudio, destaca la necesidad urgente de actuar: "Estos resultados son más que estadísticas, son una voz urgente de todas las juventudes que siguen luchando contra la discriminación y la violencia. Debemos construir espacios que afirmen la identidad LGBTIQ+ de las personas".

La salud mental en gran parte de Latinoamérica enfrenta una crisis, no solo por falta de presupuesto, sino también por la falta de un enfoque interseccional que tenga en cuenta los contextos y factores de riesgo específicos de la comunidad LGBT+. Es fundamental aumentar el presupuesto para servicios de prevención y rehabilitación, así como crear espacios familiares, escolares y comunitarios accesibles y acogedores para la diversidad sexual y de género.