El columnista invitado
Ley Bases

Que Dios nos ayude si el Senado vota como Diputados

El periodista Gustavo Zandonadi. (Foto: NOVA)

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

La reciente media sanción que el Congreso dio a la Ley Bases en la víspera del 1 de mayo, es una provocación a los trabajadores. La reforma laboral amplía el período de prueba de 3 a 6 meses, pudiendo llegar a 12; elimina las multas a los empleadores por tener trabajadores no registrados; crea la figura del “trabajador independiente” con la posibilidad de contratar hasta 5 “colaboradores” sin reconocer la relación de dependencia y abre el camino para la discriminación, expresada en despidos por causa de origen étnico, racial, religioso, gremial, de salud, condición física, ideología u orientación sexual.

Parece que el daño contra los que generan la riqueza no tiene límites. El Fondo de Cese Laboral está pensado para abaratar las indemnizaciones por despidos, tomando el modelo de la UOCRA, donde la inestabilidad, la precariedad y la no registración abundan. El empleo público también salió perdiendo. Esta ley es un cheque en blanco para decretar cesantías en el Estado.

Las mujeres también se ven afectadas por la Ley Bases. En caso que el proyecto reciba aprobación por parte del Senado, las que cursen un embarazo podrán trabajar hasta 10 días antes del parto. Esto va acompañado de una eliminación de la moratoria para acceder a una jubilación. Por esa razón, las mujeres que tengan 60 años cumplidos y no lleguen a reunir 30 de aportes, deberán esperar 5 años más para tramitar una PUAM, cobrando un 20 por ciento menos que una jubilación mínima. En otras palabras: habría jubiladas de primera y de segunda.

Las voces críticas no se hicieron esperar, pero fue el diputado nacional electo por el Frente de Izquierda y los Trabajadores, Juan Carlos Giordano, quien la definió con mayor crudeza: “La reforma laboral (encubierta bajo el mote de “modernizar” las relaciones laborales) no va a generar más empleo, ni registración laboral. Algo que nunca ocurrió, ni en nuestro país ni en el mundo. Cuando la flexibilización laboral se aplicó en los años 90 hubo más despidos y explotación obrera”, señaló el dirigente.

La Ley de Bases (denominada como “Pasta Base” por el diputado Rodolfo Tailhade) vuelve a alcanzar con el impuesto al salario a miles de trabajadores, borrando el voto de Javier Milei en el mes de septiembre en la Cámara de Diputados para eliminarlo. El proyecto incluye la quita del monotributo social -afectando a la clase baja- al mismo tiempo que se les baja Bienes Personales a 125.000 bolsillos de alto poder adquisitivo.

Por otro lado, la ley concede facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo. Por supuesto que en el Congreso no faltaron “dadores voluntarios de gobernabilidad”, como suele decir el periodista Santiago Cúneo, para facultar a Milei para que pueda meter la motosierra en Aerolíneas, AYSA, Energía Argentina, Radio y Televisión Argentina, Intercargo, Correo Argentino, Belgrano Cargas, Ferrocarriles Argentinos y Corredores Viales y parciales de Nucleoléctrica y Yacimientos Carboníferos Río Turbio.

El presidente Javier Milei olvidó agravios del pasado -cuando el proyecto fracasó en el verano había dicho que el Congreso era un nido de ratas- y tuvo palabras de agradecimiento, puntualmente para con los jefes de bloque Rodrigo De Loredo, de la Unión Cívica Radical; Miguel Ángel Pichetto, de Hacemos Coalición Federal y Cristian Ritondo, del Pro. Algo que hay que destacar es que más de un legislador de la oposición dialoguista (colaboracionista) amagó por izquierda pero salió por derecha. A pesar de haber expresado discursos que parecían oponerse a la ley, terminaron votando a favor bajo el argumento de “hay que darle al presidente las herramientas que necesita”, despertando más de una sospecha.

La oposición del Frente de Izquierda y de Unión por la Patria fue firme en su rechazo. Los diputados que entienden que están en sus bancas para representar al pueblo, hicieron uso se la palabra para señalar que esta ley es un retorno a la década infame del 90, que tuvo el peor final el 20 de diciembre de 2001. Además, de salir tal como está, la ley es contraria los principios protectorio y de progresividad del derecho laboral. Todavía no está dicha la última palabra, pero que Dios nos ayude si el Senado vota como Diputados.

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