Editorial
Extrema tensión entre los hermanos Milei

¿Prevalecerá la sangre o la ambición de poder?

Javier Milei llegó al poder impulsado por un silencioso trabajo de su hermana Karina, quien ahora quiere protagonismo. Ambos juegan sus piezas para ver quién sale ganando. (Dibujo: NOVA)

Su figura nació en la penumbra y de a poco fue adquiriendo luminosidad, al punto que ya empieza a correrse la voz del surgimiento del “karinismo”.

En medio de versiones de movimientos constantes y desórdenes en la estructura de la cúpula del Gobierno, que son sistemáticamente negados por el presidente Javier Milei, su hermana Karina, “El Jefe” -como él mismo la ha bautizado, dándole el crédito de artífice de su victoria electoral-, pisa cada vez más fuerte en la Casa Rosada y en la escena pública.

Es que la secretaria general de la Presidencia no se conforma con ese rótulo, y sigue firme en su objetivo de configurar un armado político que fortalezca a La Libertad Avanza, espacio que llegó al poder aún sin tener redes de contención en las provincias. Acompañada por su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem, y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, desde hace semanas trabaja para instalar el partido libertario a nivel nacional, mediante la búsqueda de afiliaciones en todos los rincones del país.

Este accionar de Karina Milei viene contrastando con los ruidos internos y las desarticulaciones cada vez más evidentes dentro del Gabinete nacional, donde las tensiones crecen, generando cada vez más dimisiones dentro de los ministerios.

Aprovechando la revuelta, el “carilindo” del Gobierno, Santiago Caputo, cobró aún más dinamismo y acciona en áreas clave, generando una puja de poder con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien está en la mira de si jefa, Karina, tras descubrir sus manejos turbios junto al ministro de Economía en la caja de las empresas públicas en beneficio propio, y no de las arcas del Estado.

El joven asesor es un estratega que le viene como anillo al dedo a Karina, ya que se mueve como pez en el agua dentro del sistema, aportando a la toma de decisiones en distintas áreas y aceitando piezas para que el engranaje funcione, en una matriz defectuosa por todos los costados, con ministerios derruidos, inconclusos y con gastos ineficientes cuando –irónicamente- lo que se busca es el superávit fiscal.

En ese contexto, se incrementa el malestar en torno a la “gestión” de Luis “Toto” Caputo, referente de “la casta” surgido bajo el ala macrista y cobijado por el mismo que la critica, Javier Milei. Recientemente, el rey de la timba recibió además un duro revés por parte de las empresas energéticas del sector eléctrico, que lo hicieron flaquear al rechazar la posibilidad de cobrar la deuda de Cammesa con un bono. A esto se suman los reproches del Presidente por no conseguir los 15 mil millones de dólares que necesita para levantar el cepo y darle más apertura al modelo económico. Sin embargo, el León se encarga de camuflar este malestar con mensajes alentadores en las redes sociales.

En el ámbito legislativo, la vicepresidenta Victoria Villarruel muestra su fastidio frente a los cortocircuitos dentro del Senado, a raíz del revuelo que sigue causando la Ley Ómnibus -que en realidad debería llamarse Ley Cangrejo, ya que por cada paso que da, retrocede dos-. Todo esto, de cara al promocionado Pacto del 25 de Mayo que pretende concretar Javier Milei para sellar el consenso con las figuras disidentes de su paquete de medidas fiscales y económicas.

En este mar convulsionado, el próximo miércoles le tocará al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, debutar públicamente con su primer informe de gestión en la Cámara alta, donde se espera récord de preguntas de los senadores.

Mientras tanto, Karina Milei cocina el acto del 22 de mayo, en el Luna Park, donde el mandatario nacional presentará su último libro con una ambientación marcadamente partidaria, otra oportunidad para volver a mostrarse en la vidriera política y mediática.

Como contrapartida, si bien Cristina Kirchner volvió a tomar el micrófono y se constituye como la principal referente de un peronismo desmembrado, su decaída imagen no alcanza para representar un liderazgo opositor. Su discurso apenas le sirve para evidenciar las falencias de Milei, pasando por alto las de su frustrado y polémico pasado como administradora del Estado.

De modo que, si la gestión de Javier Milei fracasa, será prioritario para el peronismo motorizar una reconfiguración partidaria que le permita evitar la llegada al plano político de otra figura presidenciable que lo vuelva a correr de foco.

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