Mientras alimenta su ego, Milei deja a la Argentina pegada a una guerra ajena
Desde que asumió en el poder, Javier Milei se encargó de anteponer su ideología a toda medida política que beneficie a los argentinos. Y lo que ocurrió este fin de semana en el plano geopolítico mundial, lo volvió a dejar en evidencia, en el marco de la escalada de violencia bélica que se desató en Medio Oriente.
Lejos de abogar por la paz y mantenerse al margen de un conflicto que puede llegar a tener repercusiones graves en Argentina -como ya ha ocurrido en otras épocas-, en febrero pasado el Presidente decidió iniciar su primera gira internacional con una visita a Israel para darle su apoyo a Benjamín Netanyahu. El “paseo” se realizó pocos meses después de aquel 7 de octubre en el que Israel sufría la pérdida de 1400 vidas a raíz de un ataque con cohetes desde la Franja de Gaza, por parte de Hamas. Tristemente, la guerra había comenzado.
"Vengo a apoyar a Israel contra los terroristas de Hamás”, le dijo en aquel momento el mandatario nacional al canciller Israel Katz, al arribar al aeropuerto.
Tras una nueva escalada del conflicto en la región, este domingo la cuenta de la Vocería presidencial, a cargo de Manuel Adorni, emitió un comunicado oficial en el que ratifica que “la Oficina del Presidente Javier Milei expresa su solidaridad y compromiso inclaudicable con el Estado de Israel frente a los ataques iniciados por la República Islámica de Irán”.
“La República Argentina reconoce el derecho de los Estados-Nación a defenderse, y respalda enfáticamente al Estado de Israel en la defensa de su soberanía, en especial contra regímenes que promocionan el terror y buscan la destrucción de la civilización occidental”, agrega el texto.
Previamente, Milei recibía en Estados Unidos un reconocimiento de la comunidad judía de Jabad Lubavitch por el compromiso demostrado con la libertad e Israel. A él y a su hermana Karina, secretaria general del gobierno, se les otorgó la distinción “Embajadores de la Luz”. La cual, ciertamente, no redunda en ningún beneficio que los argentinos vean reflejados en su vida cotidiana, que tantos golpes está recibiendo sin ser escuchados.
Si bien está claro que en democracia existe libertad de opinión, y cada individuo tiene derecho a ejercerla, la misma es legítima mientras no implique una amenaza. Cabe preguntarnos, entonces, ¿cuál es el motivo de que un Presidente anteponga su fundamentalismo ideológico al bienestar de la población cuyo porvenir tiene el deber de proteger y resguardar? ¿No es demasiado lo que el jefe de Estado libertario está arriesgando al marcar una postura radical en un conflicto ajeno al país? ¿Cuál sería la ganancia de sentar posiciones cuando tenemos un servicio de Inteligencia desmantelado y fuerzas armadas que no están en condiciones de afrontar un eventual ataque o represalia por parte de Irán en territorio nacional?
Revisando antecedentes, Carlos Menem –idolatrado por Milei en reiteradas oportunidades-, fue el primer presidente en visitar Israel en 1991. Cómo olvidar que luego de aquella recorrida, Argentina fue blanco de ataques terroristas con coches bomba. Primero, contra la Embajada israelí, en 1992, donde fallecieron 22 personas. Luego, contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en 1994, que dejó 85 muertos. Si bien ambos ataques fueron atribuidos al grupo islámico libanés Hezbolá, con apoyo de Irán, el caso nunca llegó a juicio. Otra muestra de que la impunidad sigue vigente en nuestro país.
Estos antecedentes no le ponen ningún freno a Javier Milei, sino todo lo contrario. Elige a conciencia meterse en la guerra, ya sea a favor de un bando u otro, con 45 millones de rehenes a cuestas. ¿Acaso es su afán de protagonismo internacional el que le impide pensar con claridad? ¿Es más importante captar la atención de la prensa estadounidense y europea, que resguardar la seguridad de la Nación que representa?
Evidentemente, cuando el ego es demasiado grande, no hay lugar para la sensibilidad y la empatía hacia las cuestiones de Estado puertas adentro, que afectan seriamente a la población y que han derivado en un crecimiento alarmante del índice de pobreza.
No obstante, a pesar de que el pueblo pide atención y soluciones a gritos, Milei pone entre sus prioridades la agenda de política exterior, que además incluyó su necesidad personal de cumplir el sueño del pibe y fotografiarse junto a Elon Musk, quien viene engordando el ego del libertario con lluvia de elogios...
Que alguien le avise al mandatario nacional que la guerra no es un juego. Y la miseria, tampoco.