El radicalismo bonaerense busca la unidad para evitar las internas y Manes se endurece

Los radicales de la Provincia comienzan a rediseñar su estrategia y los intendentes se ponen al frente del operativo de unidad, aunque se debaten por estas horas si la alianza con el PRO se mantiene o toman distancia.
Sobre noviembre de este año, los radicales deberán renovar las autoridades del Comité Provincial y Maximiliano Abad no puede aspirar a mantener ese sillón, mientras los distintos órganos partidarios se relamen por conducir un proceso que parece próspero para el partido centenario.
En diálogo con NOVA, un intendente se sinceró y le dijo que “nuestro objetivo a cortísimo plazo es unir los bloques legislativos. Se vienen debates importantes y no podemos estar así de divididos”.
Sin embargo, en ese diálogo dejó entrever que el principal problema del radicalismo no pasa por la sucesión, sino la alianza con el Pro y la necesidad de “superar esa etapa” que fue Cambiemos.
“La gobernadora no nos atendía el teléfono cuando pedíamos herramientas para la gestión, pero luego llamaba Salvai y quería que apoyemos leyes que recortaban derechos”, recriminó otro alcalde que visitó a Axel Kicillof esta semana.
Esta semana habrá reuniones importantes que definirán el destino de los bloques radicales en la Cámara de Diputados, donde Maximiliano Abad mantiene a Diego Garciarena como jefe de la bancada oficial, mientras que Claudio Frangul, que reporta a Facundo Manes, sostiene un radicalismo blue.
Los bloques institucionales que reportan el chacabuquense Agustín Máspoli, con Victor Aiola de jefe político en el Senado y el del abadista marplatense Garciarena en la Cámara Baja, marcan el termómetro del vínculo con el peronismo no axelista.
El abadismo tiene mejor sintonía con el PRO, aunque el sacudón que significó los recortes a las Universidades nacionales le generó al propio Maximiliano Abad una crisis interna.
Sin embargo, Manes pone trabas en la necesidad de unir los bloques legislativos y avanza en la conformación de un bloque de poder de centro, que nuclee a sectores que, lejos del PRO y La Libertad Avanza, buscan estar frente del kirchnerismo. En eso están Margarita Stolbizer, Emilio Monzó y Horacio Rodríguez Larreta.
El objetivo de Manes es diferenciarse, rápidamente, del PRO y ponerse del lado de ser oposición en la Provincia y Nación. Esas diferencias salieron a la luz en la reunión que Kicillof mantuvo con alcaldes radicales, cuando Miguel Lunghi, intendente de Tandil, hizo un diagnóstico económico y social que fue interrumpido por el jefe del Foro, Maximiliano Suescún.
“Fue un momento incómodo”, describieron los presentes, mientras que los ministros de Kicillof miraban azorados como los boina blanca ventilaban sus internas abiertamente.
Quien tiene la llave de la unidad es el Presidente del Comité Nacional, Martín Lousteau, que esta semana se pondrá como objetivo buscar la unidad de los bloques y para ello viajará a La Plata, billetera en mano, para tejer un acuerdo que pondere a los distinto sectores, pero que lo ponga como figura que sintetiza el radicalismo nacional y posicionarse como el futuro candidato presidencial.