La historia viviente
Ecos de la historia

Martín de Álzaga, un injusto olvidado

El alcalde de primer voto del Cabildo, Martín de Álzaga, jugó un rol crucial en la historia de nuestro país combatiendo a las invasiones inglesas.

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

El 6 de febrero de 1807 el alcalde de primer voto del Cabildo, Martín de Álzaga, interpretó un profundo sentir del pueblo reunido en la Plaza Mayor de Buenos Aires, y exigió la destitución del virrey Rafael de Sobremonte. Fue el principio del fin para el brillante cursus honorum del marqués. Álzaga y sus seguidores lograron que la junta de guerra -que se había reunido a tal efecto- destituya a Sobremonte el 10 de febrero.

El exvirrey fue detenido en la Banda Oriental y trasladado a Buenos Aires, donde permaneció confinado en San Fernando hasta fines de 1809. Fue reemplazado por Santiago de Liniers -héroe de la Reconquista- con apoyo de los vecinos de Buenos Aires, que pedían a gritos por el francés.

La acción de Álzaga se enmarca en un contexto de guerra. A comienzos de 1807 los ingleses atacaron la Banda Oriental con una fuerza de 9000 hombres en un hecho que pasó la historia como el Sitio de Montevideo. Allí estaba el virrey Sobremonte al frente de las tropas regulares españolas. El hecho coincidió con la elección de Álzaga como alcalde de Buenos Aires. La capital oriental cayó el 3 de febrero. Cuando la noticia llegó Buenos Aires, Alzaga exigió la destitución del virrey Sobremonte, en nombre del pueblo.

La rápida acción del alcalde dejó a la Audiencia y a Santiago de Liniers sin más alternativa que tomar una decisión. La Audiencia intentó apaciguar los ánimos, la Iglesia no se pronunció y Liniers se mostró dubitativo, pero el clamor de los vecinos de Buenos Aires fue determinante para inclinar la balanza a favor de la iniciativa de Álzaga, un injusto olvidado por la historiografía argentina.

¿Quién fue Martín de Álzaga?

Nació en el Valle de Aramayona, en España, el 11 de noviembre de 1755. Fue un próspero comerciante y político español que hizo carrera en el Virreinato del Río de la Plata. Ingresó al Cabildo de Buenos Aires en 1785 en calidad de Defensor de Pobres. En 1794 fue uno de los fundadores del Consulado de Comercio de Buenos Aires y ocupó el cargo de alcalde de primer voto entre el 1 de enero de 1795 y el 16 de septiembre de 1796.

Héroe de la Reconquista

Cuando los ingleses hicieron pie en Buenos Aires, en junio de 1806, Álzaga decidió aportar su granito de arena para expulsar a los invasores. Fue uno de los cabecillas de un grupo de conspiradores, del que también participaron Anselmo Sáenz Valiente y Juan Martín de Pueyrredón.

Una de las primeras medidas que tomó el general pirata William Carr Beresford fue a desarmar a la población civil, pero Álzaga -que había sido contrabandista- pudo hacerse de una buena cantidad de armas que posteriormente fueron utilizadas en los cruentos combates librados en las calles de Buenos Aires. La participación de Álzaga no se redujo a hacer las veces de armero. Con dinero de su propio peculio alquiló varias propiedades que daban a la Plaza Mayor, para cavar túneles para facilitar la logística de la defensa porteña.

Los ingleses no abandonaron el Río de la Plata. El 2 de julio de 1807 atacaron otra vez. En primera instancia las tropas de Liniers fueron dispersadas en el Combate de Miserere, actual Plaza Once de la Ciudad de Buenos Aires. El comandante inglés Whitelocke licenció a sus hombres por tres días, antes de atacar el centro de la ciudad. Álzaga convenció a Liniers de reorganizar la defensa. Con la participación de los porteños, casa por casa, todas las azoteas se convirtieron en escenario propicio para hacerle ver a los británicos que no eran bienvenidos.

El 5 de julio se produjo el ataque inglés, pero estos fueron nuevamente derrotados por el amor propio rioplatense. La gloriosa jornada pasó a la historia con el nombre de Día de la Defensa. El saldo fue de 1.100 ingleses muertos y más de 1.500 prisioneros. Dos días después del combate los invasores firmaron la rendición incondicional.

1 de enero de 1809

Liniers y Álzaga, héroes de la Reconquista y la Defensa, no encontraron puntos de unión en la gestión. Por si algo faltaba, la relación entre ambos se tensó y entró en un punto sin retorno por la condición de francés del virrey, en momentos en que España y Francia estaban en guerra. El 1 de enero de 1809, Álzaga se puso al frente de una asonada para deponer a Liniers. Escoltado por tercios de "Gallegos", "Miñones de Cataluña" y "Vizcaínos", el alcalde exigió la renuncia de Liniers.

En lugar del francés asumiría una junta conformada por españoles europeos, con dos secretarios porteños. Liniers ofreció su renuncia con la condición de que el mando pasara al general Pascual Ruiz Huidobro, gobernador de Montevideo. El coronel Cornelio Saavedra, comandante del regimiento de Patricios, movió fuerzas para sofocar la sublevación y sostener a Liniers. Álzaga fue confinado en Carmen de Patagones. Pocos meses después Liniers fue relevado por Baltasar Hidalgo de Cisneros. Recién entonces Álzaga pudo volver a Buenos Aires.

Primera Junta, Triunvirato y fusilamiento

Álzaga tuvo una tibia participación en la Revolución de Mayo. No estuvo personalmente, pero puso en el nuevo Gobierno a tres nombres de confianza: Juan Larrea, Domingo Matheu y Mariano Moreno. El 1 de julio de 1812 el Primer Triunvirato, integrado por Juan Martín de Pueyrredón, Feliciano Antonio Chiclana y Manuel de Sarratea, descubrió una conspiración preparada para estallar cuatro días después, en el quinto aniversario de la Defensa.

No se pudo determinar con exactitud la veracidad de esa conspiración. Los historiadores no encontraron documentos que pudieran probar que haya existido, por lo que todo apunta a creer que se trató de una cuestión personal que el secretario del Triunvirato, Bernardino Rivadavia, decidió arreglar fusilando a los presuntos implicados. Martín de Álzaga y otros fueron apresados y sometidos a un proceso sumarísimo. Los acusados fueron condenados a muerte. La sentencia se cumplió el 6 de julio de 1812.

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