Con guitarra y folklore, un exponente musical chaqueño traspasa fronteras
En cada rincón del interior de la provincia del Chaco hay jóvenes con un instrumento en mano que lleva su música a peñas o eventos locales, desde ahí, más de uno ha logrado conocer y brillar en escenarios de índole provincial o nacional. En esa “nómina”, se encuentra un destacado como Lucas Gelman, que con su folklore deslumbró a propios y extraños, desde hace años, y con una reciente segunda participación destacada en el “Atahualpa Yupanqui” de Cosquín.
Varios son los que dicen que “vas a un almacén y aparece un cantor”, y en Pampa del Infierno sucedía eso con Lucas, que se forjó con temple y tiempo, como un lazo de tientos. Nacido en el seno de una familia de padres docentes, en la casa de los abuelos había un piano y una guitarra. “En mi infancia estaba muy presente la radio y los discos de vinilos. Se oía de todo, especialmente folklore argentino. En ocasiones, en sobremesa aparecía la guitarra y se cantaba en rondas”, destacó.
“Creo que desde siempre gusté de la música. Intenté aprender piano (alrededor de los 5 años) con mi madre, pero en principio la técnica instrumental me aburrió y las teclas me parecieron muy pesadas (o mis dedos muy débiles para la ejecución)”, recordó entre risas. Además, entre sus recuerdos, comentó que algunas siestas “iba donde estaba la guitarra, la exploraba sin saber lo que hacía, pero intentando hacer sonar alguna melodía conocida; y a los 12 años, comencé formalmente y por iniciativa propia a estudiar con un profesor particular llegado hacía poco desde Los Frentones: Ángel Ferreyra.
Pero Lucas también recuerda: “Aprendí los primeros acordes con las canciones clásicas del folklore nacional; además ensayaba en un grupo con mis compañeros de estudio durante las clases; y mi profesor comenzó a integrarme a su grupo estable, con el cual acompañábamos a otros cantantes o hacíamos presentaciones artísticas, tanto en nuestro pueblo como en diversos escenarios y localidades del norte del país”.
Esos fueron los inicios de un joven que hoy en día sigue surcando caminos de la provincia y el país, que tuvo que por estudios mudarse a la capital chaqueña, tiempos en lo que la guitarra pasó a un segundo plano por algunos años, hasta que volvió a retomar la música, para integrar ministerios de música para acompañar las misas en la parroquia San Roque y en la Catedral de Resistencia. A la par, ya había comenzado a dar sus pasos en estudios formales de música, en el Ispeam “Yolanda P. de Elizondo”, trabajando como profesor del área en escuelas y colegios.
Tiempo después, el joven ingresó al seminario “La Encarnación” para discernir su vocación sacerdotal. Pero al tercer año de estudios en curso, hizo un alto en la formación para retomar definitivamente el camino de la música, esa que lo llevó a pisar icónicos escenarios con el correr de los años, hasta hoy en día, que se encuentra disfrutando de los frescos recuerdos de estar por segundo año consecutivo en el “Atahualpa Yupanqui” de Cosquín.
“Hoy en día soy profesor recibido, trabajo en diversos colegios de Resistencia, siendo director de la orquesta en Machagai, tengo mi propio grupo de folklore y colaboro con la música en diversas iglesias, tanto en Resistencia como en Fontana (ciudad a la que me mudé hace dos años)”, cuenta respecto a su presente Lucas. En cuanto a lo estrictamente musical, completó: “Puedo decir que soy profesor, director, escritor, compositor, arreglador cantante, operador de sonido y trabajo en la producción de grabaciones”.
A lo que agregó: “Mi estilo de grupo es folclore tradicional, siempre intentando escribir y componer canciones nuevas, según de lo que surja en la inspiración para portar humildemente al cancionero folklórico nacional y religioso”.
Pero como cada artista, Lucas apuesta a una ruta de 2024 repleta de nuevos objetivos, con presentaciones artísticas, composiciones y grabaciones. “Tengo varias canciones compuestas que me gustaría poner a consideración de las grabaciones y de la gente. Deseo hacer conocer a mi grupo Pampa folklore, nombre que le puse en honor a mi querido Pampa del Infierno”.
Y claro está que arrancó el año de la mejor manera, entendiendo que el “Atahualpa Yupanqui” marca un clima de emoción y satisfacción sinigual en cada artista que cumple su sueño de pisarlo. “Cosquín siempre hace sonar su grito y alcanza a todos los rincones del país. Este fue mi segundo año consecutivo en el prestigioso escenario. En los certámenes preselectivos del 2023 he ganado en tres oportunidades, lo cual me ofreció la noble misión de representar a mi provincia del Chaco en las finales”, cuenta.
La satisfacción, además, suena con acordes más fuerte porque la participación como solista fue con una canción de su autoría, llamada “Mi pueblo”, en ritmo de zamba compuesta para Pampa del Infierno, con la cual ganó, que es lo que más llenó de orgullo y agradecimiento a Dios al artista.
“Finalmente, puedo estimar que mi canción ha tenido muy buena apreciación por el jurado, habiendo obtenido nota suficiente para hacer una gran final, pero volver a intentar el tan preciado primer puesto, para así obtener un lugar en la noche de los grandes en el Cosquín 2025”, manifestó casi como un deseo de Navidad, Año Nuevo, Reyes y cumpleaños el joven artista, esperando poder pisar nuevamente el “Atahualpa Yupanqui” el próximo año calendario.
Claro está, que Cosquín es un gran objetivo, pero que con el correr de los días, Lucas Gelman tendrá otros escenarios y públicos a los cuales reconfortar y enamorar con su música, algo que sin lugar a dudas sucederá para seguir traspasando fronteras, esas que muchas veces marcan los géneros musicales.