Las imágenes de una boda gay en una ermita católica encienden las redes sociales

"Consecuencias ¿indeseadas? de Fiducia", se pregunta el sacerdote madrileño Jorge González Guadix en una entrada de su blog "De profesión cura" alojado en el portal InfoCatólica.
Lo hace a raíz de un vídeo que ha circulado por redes sociales en el que dos hombres, vestidos ambos de novio, salen de la mano de un templo católico, entre las aclamaciones de los asistentes, en lo que parece el momento final de una boda.
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— ABC.es (@abc_es) February 28, 2024
Por si hubiera dudas, al final del breve vídeo, que tiene música de Hakuna, aparecen los novios, de espaldas, arrodillados ante el altar del templo, con un pañuelo sobre los hombros, simulando la velación nupcial que recoge la liturgia mozárabe.
Al tratarse en este caso de dos hombres, el velo está colocado sobre los hombros de cada uno. En otras imágenes, también se aprecia, sobre un improvisado altar, una pequeña escultura de la "Madre de Hakuna".
No es el único sacerdote que critica lo que, dado el escenario, parece una bendición al estilo de las autorizadas recientemente por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe para parejas irregulares, de divorciados vueltos a casar o entre personas homosexuales.
También el padre Juan Manuel Góngora, muy activo en la redes, publica un post en X en el que afirma: "Me pasan este clip, que es público en Instagram. Un acto de exaltación sodomítica acontecido en la ermita de una finca privada de bodas en Madrid".
El sacerdote, párroco en El Ejido (Almería) también añade, dirigiéndose a sus seguidores, que "si sois católicos y os invitan a irreverencias semejantes, no seáis cómplices de un pecado mortal. Recemos por su conversión".
En la práctica el vídeo responde al final de una ceremonia civil de matrimonio realizada el pasado sábado 24 de febrero en una antigua ermita ubicada en la Finca el Campillo, una residencia palaciega y fortaleza de origen tardomedieval que Felipe II anexionó al entorno de El Escorial.
Con la Desamortización, el espacio quedó en manos privadas, y no fue hasta 1986 cuando, tras una intensa restauración, comenzó a ofrecerse como espacio para eventos, bodas y rodajes, según recoge su página web.