
Por Ariel Venneri (*)
Quien busca ahorrar, ya sea con dólares o pesos, se enfrenta actualmente a una situación sin precedentes, en la que carece de opciones de inversión que, al menos, le brinden protección contra la pérdida de valor.
La abrupta devaluación del 120 por ciento, combinada con la completa liberación de precios clave en la economía como: combustibles, alquileres, servicios públicos básicos así como servicios médicos privados, o la canasta de consumo, disparó la inflación por sobre el 50 por ciento en tan solo dos meses. En este sentido, las perspectivas indican que los niveles no descenderán del promedio de 15 al 20 por ciento mensual, al menos durante el primer semestre del año.
Por otra parte, se prevé un aumento en la canasta de alimentos esenciales, que no muestra signos de baja según los ajustes semanales registrados hasta la segunda semana de febrero. Todo esto ocurre a pesar de la marcada caída en los niveles de actividad y consumo, indicadores que anticipan una profunda recesión que ya se encuentra en marcha.
Sumado a esto, la reducción de la tasa de interés de plazos fijos, determinada por el BCRA, se volvió sumamente desfavorable para el ahorrista.
Y para completar el “combo”, buscar el refugio tradicional en el dólar no solo carece de protección patrimonial, sino que también conlleva pérdidas significativas de valor, debido a una cotización aparentemente estable que, en términos reales, generan pérdidas de entre el 15 y el 20 por ciento. No, no es un error de redacción, quienes piensan que tienen un respiro con los dólares guardados debajo del colchón, en realidad se encuentran en un bote lleno de agujeros por donde entra agua por todos lados.
En este frente, además, la decisión anunciada por el BCRA de mantener una devaluación programada fija del 2 por ciento mensual, con la idea de que sirva como “ancla” para la disparada inflacionaria, resulta, al menos cómica. A escasos 60 días de asumida la nueva administración, los supuestos “gurúes” del mercado financiero ya levantan la voz con serias dudas en lo que refiere a la sostenibilidad del esquema, y al riesgo que, en un par de meses, la alta devaluación sea “consumida” por la alta inflación.
Estas inconsistencias en las medidas de política fiscal y monetaria de la nueva administración, sumado a la falta de acciones para estabilizar los precios, podrían llevar a una situación riesgosa en un futuro cercano. El panorama resulta sumamente inquietante para el ahorrista promedio, quien, lamentablemente, no encuentra alternativas que le aseguren preservar su capital. Tiene todos los caminos cortados con piquetes.
Frente a este contexto, existen opciones que despejan el protocolo y allanan el camino, acercando una alternativa atractiva, principalmente por tres factores:
-El mercado inmobiliario vive un momento particular, con precios en mínimos históricos, retrocediendo a valores de una década atrás, y empezando a recuperarse hace solo un par de meses, en particular para las opciones de inmuebles nuevos y en desarrollo.
-Los precios de vivienda en construcción y nueva empezaron a mostrar recuperación a partir de mitad del año pasado lo que marca una gran oportunidad de rentabilidad para inversores y compradores que cuentan con margen de ahorros para afrontar la compra ante la falta total de crédito viable.
-En esta misma línea, la reactivación del mercado también generó una fuerte baja del stock de viviendas usadas luego de casi 4 años de continuo crecimiento por baja de operaciones.
Finalmente, la oferta de alternativas de inversión diseñadas para sortear con éxito contextos turbulentos e inestables como el actual. Inmuebles nuevos, en desarrollo, cuya posibilidad de financiación en pesos genera una utilidad adicional significativa, para aquellos que poseen dólares producto de la brecha existente entre la cotización de dólar “oficial” y los “financieros.
Ante el contexto actual, sería muy importante que el ministro de Economía y su equipo tomen nota de esta situación y busquen medidas urgentes y necesarias para recrear alternativas razonables y sanas para el ahorrista.
Nuestro mensaje al ministro de Economía es simple: ¡No nos asusta la competencia!
(*) Especialista en economía y finanzas corporativas, y socio fundador del grupo MAHE Desarrollos Inmobiliarios.