En el mes de agosto de 1944, los primeros efectivos de la FEB (Fuerza Expedicionaria Brasileña) comenzaron a llegar a territorio italiano, con el objeto de incorporarse a las fuerzas del V Ejército que operaba a las órdenes del general estadounidense Mark W. Clark. Junto a ellas combatirán durante los ocho meses siguientes.
Integraban el primer escalón de la FEB alrededor de 14.000, entre jefes, oficiales, suboficiales y soldados. La movilidad de los efectivos estaba asegurada por un total de 1.410 vehículos de todos los tipos y 47 botes de asalto, destinados al cruce de vías de agua.
Al producirse la entrada en combate de los efectivos brasileños, formando parte del XV Grupo de Ejército (integrado por tropas británicas, canadienses, polacas, neozelandesas, italianas, sudafricanas e hindúes), las posiciones de los latinoamericanos se distribuian en una línea de puestos avanzados, cubiertos por destacamentos de ametralladoras y lanzagranadas; una posición de resistencia, establecida firmemente a retaguardia de la primera y defendida por la masa de la unidad y las armas pesadas; y la reserva, a retaguardia de la segunda.
La línea de puestos avanzados se extendía a lo largo de las localidades de Malpasso, lareda di Sopra, Precaria, Braine, Le Vigne, Roca Pitigliana, punto 690, Torretta, punto 756, Falfare, punto 791, La Cá, Le Roncole, km 12 y C. di Corazza (ver mapa adjunto).
En líneas generales y dada la escasa cantidad de efectivos y la extensión del frente, las posiciones brasileñas eran defendidas por pequeñas unidades y las reservas eran muy limitadas o directamente se carecía de ellas.
Para mantener un frente de veinte kilómetros la FEB disponía de 21 compañías. Cada una defendía, como promedio, un frente de alrededor de un kilómetro, con el apoyo de unidades de obuses, distribuidas entre las compañías de infantería.
Una experiencia bélica clásica de las unidades que hacen su aprendizaje sobre el terreno, fue la realizada por los efectivos de la FEB. Sus efectivos, en efecto, intentaron vanamente conquistar las posiciones germanas del Monte Castello entre noviembre y diciembre de 1944. Por último, hacia febrero de 1945, la situación continuaba indefinida.
Los alemanes ocupaban la colina y mantenían a las unidades brasileñas atrincheradas en las cercanías bajo el fuego concentrado de sus armas portátiles y de su artillería.
Al cañoneo y los fuegos de atajo que rasgaban la noche se unían la inclemencia del tiempo, el frío y la nieve. Por último, el 21 de febrero, los brasileños se lanzaron, una vez más, contra las posiciones germanas y las ocuparon tras un día de violenta lucha.
Poco tiempo después, los efectivos de la FEB se unieron a la 10% división de montaña estadounidense y siguieron en la ofensiva. Finalmente, el 14 de abril, ¿siempre junto a la 10? división, encabezaron la gran ofensiva de primavera que llevó al poderío militar aliado hasta Bolonia y a todo lo largo y lo ancho del valle del Po. Mientras la 10 Y otras divisiones estadounidenses embestían en dirección al N y NE, los brasileños avanzaron hacia el NO, protegiendo el flanco izquierdo.
El primer objetivo brasileño fue el pueblo de Montesse, que ocuparon después de un día de lucha. A esta acción siguieron dos días de encarnizados enfrentamientos.
Fue entonces cuando la resistencia germana se quebró súbitamente. Las unidades alemanas comenzaron a retirarse hacia los Alpes o a entregarse a los aliados. Por último, los brasileños culminaron su campaña con la captura de una división germana con todo su equipo, en las postrimerías de la contienda.
También en el cielo las alas brasileñas se unieron a las de los países que luchaban contra los efectivos del “Eje” (Alemania, Italia, Japón). En el sector norte del frente de Italia, una escuadrilla de combate se ganó el elogio de sus camaradas de otros países aliados. Comandados por el teniente coronel Nero Moura, los pilotos brasileños de los P-47 Thunderbolt, combatieron con eficacia y valor.
El general estadounidense Crittenberger, bajo cuyo mando se encontraba la división brasileña, diría de ella que “desde su arribo a Italia las tropas brasileñas se sometieron al período regular de entrenamiento, utilizando tácticas que han probado ser satisfactorias en esta guerra. Ahí están los éxitos en los campos de batalla en las operaciones de estos últimos días... Los brasileños tienen que ser elogiados por la manera en que se sobrepusieron a los rigores del clima y a las dificultades del terreno...”.