La decadencia argentina y la necesidad de recuperar el peronismo
Por Luis Gotte, especial para NOVA
La Argentina vive una situación de decadencia y de remate de sus recursos naturales y su patrimonio nacional. Esta situación no es casual ni reciente, sino que es el resultado de una serie de gobiernos que han traicionado los intereses del pueblo y se han sometido a los dictados del imperialismo y del capitalismo salvaje.
Desde el gobierno socialdemócrata de Raúl Alfonsín, que aceptó la deuda externa ilegítima contraída por la dictadura militar y los empresarios corruptos, hasta el gobierno liberal de Mauricio Macri, que endeudó al país con el FMI y entregó la soberanía energética y alimentaria, pasando por el gobierno neoliberal de Carlos Menem, que privatizó las empresas públicas y desindustrializó el país, y el gobierno kirchnerista, que simuló un progresismo mientras toleraba la corrupción y el saqueo de la obra pública, todos estos gobiernos han sido cómplices de la decadencia argentina.
Estos hechos de corrupción y de entrega no son exclusivos de nuestro país, sino que se repiten en otros países en la América Hispana, como México, Brasil, Perú, Colombia, donde los empresarios políticos y las corporaciones económicas se han enriquecido a costa del sufrimiento de los pueblos. Lo vemos permanentemente en los documentales y las investigaciones periodísticas, que nos muestran la realidad de estos países hermanos.
Ahora, en Argentina asume otro gobierno liberal, encabezado por un hombre que se cree un mesías, un enviado del cielo para redimir al pueblo argentino. Pero no nos engañemos, este gobierno no viene a salvarnos, sino a profundizar el modelo de dependencia y de exclusión que nos han impuesto los anteriores. Este gobierno no representa al pueblo, sino a los poderes fácticos que lo sostienen: el capital financiero, los medios hegemónicos, las embajadas extranjeras.
Frente a esta realidad, los argentinos tenemos que asumir nuestra responsabilidad como pueblo. No podemos seguir siendo cómplices ni indiferentes ante el desastre que nos están haciendo. Tenemos que recuperar nuestra memoria y nuestra identidad, y volver a las fuentes de nuestra verdadera doctrina nacional, la doctrina peronista.
El peronismo nos enseña que la política es la herramienta para transformar la realidad, y que el único sujeto de la política es el pueblo. El peronismo nos enseña que la soberanía es el derecho y el deber de los pueblos a decidir su propio destino, sin injerencias ni condicionamientos externos. El peronismo nos enseña que la justicia social es la garantía de que todos los argentinos tengan una vida digna, con trabajo, educación, salud y seguridad. El peronismo nos enseña que la comunidad organizada es la forma de constituir una comunidad nacional solidaria, participativa y democrática, donde nadie se salve solo, sino que todos nos salvemos juntos.
El peronismo es la única fuerza capaz de revertir la decadencia argentina y de conducir al país hacia un futuro de grandeza y de felicidad. Por eso, los peronistas tenemos que estar unidos y movilizados, para defender nuestros principios y nuestros valores, y para resistir los embates de los enemigos del pueblo. Tenemos que recuperar el peronismo, para recuperar la Argentina. Como decía el General Perón: “La única verdad es la realidad”. Y la realidad nos dice que el peronismo es la única salida.