El verano invita a relajarse. Las obligaciones laborales merman, todo pareciera importar menos y los filtros de las formalidades se pulverizan. Emerge entonces un vacío legal de solemnidad que invita a romper moldes y probar estéticas nuevas. Así pudieron sentirse los famosos argentinos que en el lapso de una semana aparecieron, por efecto dominó, con un sorprendente look afro denominado “cornrow”.
Siempre a la vanguardia, Tini Stoessel fue la primera en probarlo, imitada en lo sucesivo por su enamorado Rodrigo De Paul que hace todo lo mismo que la princesa del pop argentino. A ellos les siguieron Araceli González en una osada apuesta y Wanda Nara, quien, con la excusa de filmar su nuevo video en la favela brasileña, apareció en Río de Janeiro con un trenzado digno del centro de África.
ur coworker recording the # of numbers between cornrow & afro mode pic.twitter.com/nKokEaD0Qv
— Mango (@dredhedmorpheus) February 16, 2024
Aunque parezca un símbolo de frivolidad, el look cornrow tiene una historia conceptual que dista mucho de la alegría y el disfrute. En principio cabe destacar que utilizarlo por una cuestión de belleza no es un insulto a la historia, mucho menos una apropiación cultural (de eso acusaron a Ángela Torres cuando se hizo rastas jamaiquinas), sino, en todo caso, un homenaje a ese duro pasado.
Los cornrow (se nombran así porque describe a quienes plantaban hileras de maíz) surgieron en la época donde los africanos se comercializaban como esclavos y ese peinado les aseguraba una imagen limpia, ya que su cabello sin ese tratamiento era muy difícil de manejar. A los hombres se los rapaba y a las mujeres se les hacía esas trenzas al ras del cuero cabelludo.