La historia viviente
Ícono literario

40 años sin Julio Cortázar

Cortázar en su última visita a Buenos Aires.

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

El 12 de febrero de 1984 falleció en París el escritor belga-argentino Julio Cortázar, uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de "Rayuela" la novela que inauguró una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano.

Cortázar nació en Ixelles, un municipio al sur de la ciudad de Bruselas, capital de Bélgica, el 26 de agosto de 1914, coincidiendo con el inicio de la Primera Guerra Mundial. Hijo de Julio José Cortázar - funcionario de la Embajada Argentina en Bélgica- y María Herminia Descotte. La familia se trasladó a la Argentina cuando el pequeño Julio tenía cuatro años, quien residió en nuestra patria hasta 1951, año en el que se estableció definitivamente en Francia. El país galo sirvió para la ambientación de algunas de sus obras y fue su casa por el resto de su vida.

Primeros años

La infancia de Cortázar no fue común a la de otros niños. Vivió en Europa, a los seis años fue abandonado por su padre -a quien no volvió a ver- y tuvo una salud débil, por lo que debió pasar mucho tiempo en cama. A sus nueve años ya era un ávido lector, que gustaba de la obra de Julio Verne, Víctor Hugo y Edgar Allan Poe. Su fanatismo por la lectura preocupó tanto a su madre, que llegó a consultar a un médico si su hijo era un niño normal.

El joven Julio estudió en la Escuela Normal Superior 2 Mariano Acosta, del barrio porteño de Once. Se recibió de maestro normal en 1932 y de profesor en letras, tres años después. Por esa época comenzó su afición al boxeo, a modo de admiración por el prototipo de hombre que persigue su objetivo, pese a la adversidad. Entre 1939 y 1944 vivió en Chivilcoy, donde ejerció la docencia, y en sus ratos libres se dedicaba a escribir. En 1944 se mudó a Mendoza, encontrando empleo como profesor de literatura francesa en la Universidad Nacional de Cuyo.

En 1946, luego del triunfo electoral de Juan Domingo Perón renunció a su cátedra. "Preferí renunciar antes de verme obligado a sacarme el saco, como les pasó a tantos colegas que optaron por seguir en sus puestos" dijo tiempo después. Por esa época publicó un libro de cuentos tutulado "La otra orilla". Ese mismo año 46 vió la luz su famoso cuento "Casa tomada" en la revista Los anales de Buenos Aires, que dirigía Jorge Luis Borges.

Hacia fines de los años 40 colaboró en la revista literaria Realidad publicando "Teoría del túnel" y "Bestiario" en Los anales de Buenos Aires. Después vino su tiempo en Sur, de Victoria Ocampo. En 1948 el profesor Cortázar obtuvo su título de traductor público de inglés y francés. En 1949 apareció su primera novela: "Divertimento". Al año siguiente llegó "El examen" -que recién se publicó en 1986- y en 1951, "Bestiario", su último trabajo en la Argentina. Disgustado con el peronismo, Cortázar se radicó en Francia.

Exilio y boom literario

Su obra literaria abarca diversos géneros, desde la poesía hasta el ensayo, pasando por el teatro y la novela, pero se destacó especialmente en el cuento, donde exploró las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda de la autenticidad y del sentido profundo de lo real que halló siempre lejos del encorsetamiento de las creencias, patrones y rutinas establecidas. Sus ficciones transitan de lo real a lo fantástico, y por ello suele ser relacionado con el surrealismo y el realismo mágico. En ese marco se entiende su novela "Los premios", de 1960.

A diferencia de Jorge Luis Borges, Cortázar sumó a su sensibilidad artística su preocupación social y política: se identificó con las clases marginadas y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierda. En este sentido, su viaje a la Cuba de Fidel Castro en 1963 constituyó una experiencia decisiva en su vida y el detonante de un radical cambio de actitud que influiría profundamente en su vida y en su obra: el intelectual introvertido que había sido hasta entonces devendría activista político. Ese mismo año salió "Rayuela", una obra fundamental, que marcó una época.

Junto al colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa y el mexicano Carlos Fuentes, fue uno de los exponentes centrales del boom latinoamericano, fenómeno editorial que, en la década de 1960, dio merecida proyección internacional a los narradores del continente. Su nombre se colocó al mismo nivel que el de los grandes protagonistas de la época, como Juan Rulfo, José Lezama Lima, Guillermo Cabrera Infante, Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, entre otros.

Cortázar politizado

Su compromiso con las causas populares lo llevó a apoyar la Revolución Cubana y al gobierno de Salvador Allende en Chile y la lucha contra las dictaduras militares en América Latina, especialmente al Proceso de Reorganización Nacional, que prohibió sus libros y que él denunció a la prensa internacional desde su residencia en París. En 1981 optó por la francesa en señal de repudio al régimen de facto que gobernaba Argentina, aunque sin renegar de su condición de argentino.

Cortázar visitó por última vez su país el 30 de noviembre de 1983, luego de las elecciones presidenciales que marcaron la vuelta a la democracia. El 7 de diciembre volvió a París, donde murió dos meses después. Sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse, junto a los de su tercera esposa, la escritora estadounidense Carol Dunlop, fallecida en 1982.

A 40 años de su partida, la obra de Julio Cortázar sigue vigente y deslumbrante, desafiando al lector a romper con las convenciones y a aventurarse en un universo donde todo es posible. Su legado es una invitación permanente a la libertad, la imaginación y la rebeldía, valores que él encarnó con su vida y su escritura.

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