Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El Gobierno de compadritos que apretan a los gobernadores con más ajuste, que ajustan a los jubilados y trabajadores, que someten a millones de inquilinos a la voluntad de los propietarios, que quiso llevarse puestos los derechos laborales y que festeja la caída del consumo y el incremento de la inflación, recibió un cachetazo que le propinó el movimiento obrero a tan sólo 45 días de haber asumido.
En la previa el gobierno había intentado disuadir a los manifestantes amenazando con la aplicación del mentado protocolo antipiquetes, eufemismo que esconde la verdadera intención de gubernamental de evitar por las buenas o desactivar por las malas a todo intento de salir a la calle a ejercer el legítimo derecho de protesta. Basta ver las imágenes de la multitudinaria marcha para advertir que los manifestantes no se dejaron amedrentar por las patoteadas de Patricia Bullrich.
El paro generó reacciones y provocaciones de todo tipo: "Hoy más de 20 millones de argentinos van a trabajar como siempre y una minoría ruidosa hace una marcha política. Durante 4 años hicieron silencio mientras crecía la inflación, la pobreza y no se creaban nuevos puestos formales de trabajo” dijo el diputado nacional Diego Santilli.
Lo que no dijo el ex vicejefe de Gobierno Porteño es que ningún gobierno anterior había intentado hacer una reforma laboral por decreto, ni había destrozado el ingreso con una devaluación brutal sin recomposición salarial.
Por su parte el fugaz, intrascendente y fracasado ministro de Economía, Ricardo López Murphy se sumó al hashtag “Yo no paro” y arremetió contra los trabajadores que levantaron su voz contra el ajuste, como si eso estuviera prohibido: “Hoy paran los cómplices del peor Gobierno de la historia reciente. Los que perdieron toda legitimidad apoyando la inflación, la pobreza y el déficit kirchnerista. Sabemos que no defienden a ningún trabajador, defienden sus intereses y privilegios. Vayan a laburar”. De eso se trata, pero como trabajadores dignos. No como vasallos en la edad media.
El intendente de San Isidro, Ramón Lanús, también se expresó contra los trabajadores: “La única forma de sacar adelante la Argentina es con trabajo, sin poner palos en la rueda. Condenamos las acciones de los sindicalistas que con fines políticos y para su propio beneficio entorpecen la vida de los argentinos que quieren vivir y trabajar en paz. En San Isidro, no paramos”.
¿Quién es intendente para condenar a los que salen a la calle contra la política económica del gobierno? ¿Hay que pedirle permiso a él? Lo único que faltaba...
La calle se llenó de gente que no llega a fin de mes, cansada del ataque constante de una patota de guante blanco que desde el 10 de diciembre apunta sus cañones contra quienes lo votaron, mientras la casta goza de buena salud. A partir de hoy el Gobierno tiene dos opciones: dejar de lado la petulancia y abrirse al diálogo con todos los sectores, o aferrarse al discurso prepotente, ningunear a la dirigencia obrera y seguir adelante con el ajuste.
El paro se hizo sentir en todo el país, pero el acto central tuvo lugar en la Ciudad de Buenos Aires. Héctor Daer destacó que “El presidente fue electo presidente, los legisladores fueron electos legisladores, y a nosotros nos eligieron los trabajadores para defender sus derechos, para encuestar con sus representantes. Pero más que una cosa es andar con una motosierra y la otra es gobernar, compañeros y compañeras”.
El dirigente gremial agregó que el Poder Ejecutivo "la libertad la utilizan para hacer pelota la fórmula de actualización para los compañeros jubilados y jubiladas".
También habló Pablo Moyano. El dirigente camionero le habló directamente a los legisladores, que el jueves discutirán en el recinto la Ley Ómnibus: “estarán frente a una decisión histórica para que digan si están con los trabajadores o con las corporaciones”.
En especial se dirigió a los diputados peronistas: “No puede ser esos diputados que arman bloques y siendo peronistas voten este DNU. Un peronista no puede votar este DNU que va en contra de los jubilados, los trabajadores y la soberanía argentina”.
El hijo de Hugo Moyano remarcó que el gobierno anterior había eximido del pago del impuesto a las ganancias a 200 mil trabajadores, con el aval de Javier Milei y Victoria Villarruel, pero ahora desde el poder buscan ponerlo otra vez en vigencia.
En el cierre de su discurso recordó que el ministro de Economía "fue socio de Mauricio Macri, que fugó 45 mil millones de dólares, que tendría que estar desfilando por los tribunales dando explicación" y puntualizó que "los jubilados y los más humildes lo van a llevar en andas al ministro de Economía pero para tirarlo al Riachuelo”.
El que siembra vientos cosecha tempestades. El paro y movilización de hoy no es otra cosa que un baño de realidad para un elenco gobernante que vive en su propio mundo. El paro también es contra la incomprensión, el menosprecio y la soberbia de los Javier Milei, los Manuel Adorni, los aprietes de las Patricia Bullrich y la insensibilidad de los Luis Caputo, que tanto abundan en un gGbierno cínico que dice no entender los motivos de los argentinos para parar.
El paro de hoy preanuncia un año difícil. La postal de esta tarde se puede repetir en los próximos meses si el Gobierno insiste en sostener la política económica que lleva adelante, sin éxito, pese a que el presidente Milei quiera celebrarla. La huelga es un derecho constitucional y nadie puede ser señalado con el dedo, ni tratado de vago o delincuente por el legítimo ejercicio de un derecho, aunque al Gobierno le provoque náuseas.