Judiciales y Policiales
Las secuelas del abandono

Tandil: avanza la demanda contra un millonario empresario por no querer reconocer a un hijo extramatrimonial

El empresario Antonio Ventura (izquierda) y Martín Nickle (derecha), el hijo que nunca quiso reconocer.

La demanda de un vecino de Tandil contra su padre, un empresario millonario que reside en la localidad rionegrina de General Roca, que lo abandonó y no quiso reconocer, avanza y el resultado positivo de ADN lo puso en una situación para iniciar una demanda por los daños y perjuicios sufridos.

El vecino es Martín Nikle, de 33 años, hijo de sangre de Antonio Ventura, un empresario que nunca quiso reconocerlo y por lo que se inició una mediación judicial.

Una instancia trascendental sucedió el pasado 25 de octubre cuando tras el análisis genético se certificó que Martín es hijo de Antonio, por lo que ahora comienza el camino de la demanda civil.

Desde el entorno de Nikle, en diálogo con NOVA, indicaron que “Ventura residía en Tandil junto a su familia, conoció a la madre de Martín, con quien tuvo una relación extra matrimonial, donde ella quedó embarazada y él nunca quiso reconocerlo como su hijo y sabía bien que era suyo, lo abandonó, le robó sus derechos y como consecuencia el niño creció sin un Padre”.

La misma fuente indicó que Martín tuvo que pasar cosas horribles que se hubiesen evitado si este hombre se hubiese hecho cargo de su hijo.

“Martín sufrió mucho: tuvo que pasar hambre, frío, violencia de todo tipo, hasta dormir en la calle, hasta que fue adoptado por una familia muy buena que lo ayudó y le dio todo lo que no había recibido antes, mientras este señor tenías las posibilidades económicas de cambiar la realidad de su hijo optó por ocultarlo y despreciarlo, porque de niño, a los 12 años, Martín ansiaba conocer a su papá, por lo que logró que su mamá le diera su número de teléfono y lo llamó ilusionado por conocerlo, y fue lo peor que pudo hacer porque está basura lo despreció y lastimó diciéndole que no lo busque más que no quería saber de él ya que tenía otra familia”, agregaron desde la intimidad del tandilense.

Martín quedó en conmoción y prefirió no insistir con conocer a su padre, hasta hace un año cuando decidió reclamar lo que le correspondía, empezando por su identidad, su apellido y terminando por un resarcimiento económico por todo el daño que sufrió como consecuencia a su abandono.

“Ventura tiene todo tipo de empresas, tiene sociedades, estaciones de servicio en distintas localidades, chacras, hoteles, empresas de transporte, tiene la firma 7 de agosto SRL”, explicó Micaela, la esposa de Martín.

En un comunicado, Micaela sostuvo: “En un acto de valentía y justicia, damos a conocer la historia de un abandono paterno que ha dejado cicatrices imborrables en el alma de un hijo, privado de derechos esenciales y afectado por carencias de todo tipo, el mismo que de niño tuvo que enfrentar abusos, hambre y carencias. Este relato de negligencia y desprecio revela una verdad oculta durante años, donde un padre, con condiciones económicas más que favorables, optó por negarle a su propio hijo las oportunidades y el amor que merecía”.

“Este progenitor, en su intento de ocultar una realidad incómoda, mantuvo en secreto la existencia de un hijo al que desprecio desde niño. A pesar de contar con los recursos necesarios para cambiar la realidad de su hijo legítimo, desvió sus atenciones hacia una familia paralela, dejando al margen al niño que lleva su sangre. Mientras otros hijos reconocidos disfrutan de comodidades y estabilidad económica, el hijo que abandonó enfrenta las consecuencias de una infancia marcada por la desigualdad y el desprecio, este hombre prefirió construir una vida cómoda para algunos de sus descendientes, a expensas de ignorar y menospreciar al otro. Las condiciones económicas que le permitieron cambiar la realidad de su hijo fueron desaprovechadas en aras de un egoísmo insensible”.

“Las heridas de este abandono son inborrables, profundamente arraigadas en la vida de aquel a quien se le negaron los derechos básicos. A pesar de la evidencia irrefutable de la paternidad a través de una prueba de ADN, el padre persiste en su falta de arrepentimiento, despreciando al hijo legítimo y perpetuando la hipocresía que ha caracterizado esta lamentable historia”.

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