La historia viviente
Ferviente luchador contra la corrupción

Lisandro de la Torre, el fiscal de la República en tiempos infames

Participó de la Revolución del Parque en 1890, pero el verdadero desafío de su vida política comenzó con la fundación del Partido Demócrata Progresista en 1914.

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

El 6 de diciembre de 1868 Rosario vio nacer a Lisandro de la Torre, un hombre destinado a convertirse en uno de los más fervientes luchadores contra la corrupción en Argentina de los años 30.

Desde joven De la Torre mostró una inclinación natural hacia los estudios, lo que lo llevó a la ciudad de Buenos Aires, para graduarse como abogado en la Universidad de Buenos Aires. Su tesis, centrada en el régimen municipal, ya presagiaba su interés por la reforma y la autonomía en la política local.

Participó de la Revolución del Parque en 1890, pero el verdadero desafío de su vida política comenzó con la fundación del Partido Demócrata Progresista en 1914. Dos años después fue candidato a presidente en las elecciones que ganó Hipólito Yrigoyen.

Décadas después, en un contexto nacional de profunda desigualdad y corrupción, De la Torre se destacó por su lucha incansable por la transparencia y los derechos ciudadanos. Abogó por la reforma agraria, la separación de la Iglesia y el Estado, y fue un ferviente defensor del sufragio femenino y el divorcio civil.

Uno de los episodios más notorios de su carrera fue la investigación sobre los frigoríficos extranjeros en la década del 30. De la Torre encabezó una comisión del Senado que destapó una red de corrupción y evasión fiscal en las empresas Anglo, Armour y Swift, desafiando el poder establecido y poniendo en tela de juicio la integridad del gobierno de Agustín P. Justo. Las revelaciones de esta investigación fueron explosivas, destacando la complicidad de los ministros de Economía y Hacienda, Federico Pinedo y Luis Duhau, respectivamente.

El 23 de julio de 1935, en una sesión del Senado, De la Torre fue blanco de un atentado que resultó en la trágica muerte de su amigo y colega, el senador Enzo Bordabehere. Este suceso dramático fue inmortalizado en la película “Asesinato en el Senado de la Nación" (1984), dirigida por Juan José Jusid, que retrata la intensidad y peligrosidad de aquellos tiempos.

A pesar de sus victorias y su valentía, la constante lucha y las amenazas personales afectaron profundamente al estado de ánimo de De la Torre. El 5 de enero de 1939, sumido en una profunda depresión, decidió poner fin a su vida, dejando un legado de integridad y coraje en un periodo oscuro de la historia argentina.

Lisandro de la Torre es recordado como un símbolo de integridad y valentía. Su figura se erige como un ejemplo de lucha contra la corrupción y defensa de los valores republicanos en tiempos de infamia. A través de su vida y su trágico final, dejó una lección imborrable de compromiso cívico y moral para futuras generaciones.

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