Los hilos tensores, son unos filamentos finos que se colocan en aquellas áreas donde es necesario recuperar la firmeza. Este material 100 por ciento reabsorbible, presenta una excelente tolerabilidad por la baja reacción inflamatoria y solo requiere una crema anestésica previa.

Desde la primera sesión, se observa un efecto de tracción de la piel. Luego de 2 o 3 semanas, los efectos se hacen más visibles y la piel lucirá más revitalizada por un período de seis a 9 meses. Se puede volver a realizar el mismo cuando se considere necesario.

Si bien la zona más común donde se aplican los hilos tensores es el rostro, para mejorar las mejillas, atenuar el surco nasogeniano y las líneas de marioneta, también pueden utilizarse en papada, cuello, brazos y toda zona donde se pueda reposicionar el tejido.

Es importante, la preparación de la piel , técnicas y los distintos tipos de hilos tensores. Los hilos lisos, se introducen en la piel para estimular la producción de colágeno, mientras que los hilos espiculados se emplean para generar un efecto lifting. Dicha técnica , puede combinarse con otros productos y procedimientos antiage, como toxina botulinica, rellenos inyectables y serums ya que, al complementar distintos tratamientos, la piel lucirá más luminosa, hidratada y sana.

Las recomendaciones generales posterior al procedimiento consisten en la aplicación de hielo, analgésicos, evitar masajes en la zona tratada y suspender todo tratamiento con calor (radiofrecuencia y láser) por al menos 1 mes. También es aconsejable dormir boca arriba durante los primeros días y evitar los ejercicios de alta intensidad.

La seguridad y eficacia del procedimiento, está garantizada siempre y cuando este tratamiento sea realizado por profesionales con los conocimientos apropiados.