Su vida profesional estuvo marcada por constantes reinvenciones. Desde sus inicios en la gráfica con Página/12, un diario que revolucionó la manera de comunicar, hasta sus incursiones en la radio, televisión y teatro, Lanata siempre se mantuvo en movimiento. Su capacidad para adaptarse a los cambios en los medios, incluso con cierta resistencia, fue un testimonio de su compromiso con el oficio, aunque algunas iniciativas, como el diario Crítica de la Argentina, también evidenciaron los desafíos de innovar en tiempos adversos.

Polémico por naturaleza, Lanata disfrutaba del enfrentamiento ideológico y no temía ser el centro de atención, incluso cuando su vida personal o sus opiniones lo convertían en noticia. Su influencia iba más allá de las denuncias que encabezó; también dejó un legado en la formación de nuevos lenguajes periodísticos y en el desafío constante a las estructuras de poder establecidas.

A pesar de los altibajos en su salud y en su carrera, Jorge Lanata nunca abandonó la búsqueda de historias que incomodaran al poder. Su fallecimiento dejará un vacío en el periodismo de investigación, pero su legado perdurará como un ejemplo de cómo la curiosidad y el coraje pueden cambiar la forma en que una sociedad se entiende a sí misma.