¿Manipulación estadística? El nuevo sistema de Milei y Pettovello para medir la pobreza despierta críticas

El presidente Javier Milei planea implementar un sistema alternativo para medir la pobreza a partir de 2025, según anunció la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Este índice, denominado “Capital Humano”, no estará basado en los ingresos, como el método tradicional del Indec, sino en parámetros vinculados a la educación, la salud y el acceso a oportunidades laborales. Si bien el gobierno lo presenta como una herramienta innovadora, múltiples voces lo han calificado como un intento de manipular las estadísticas para reforzar su discurso político.
El contexto en el que se da este anuncio no es menor. Hace apenas una semana, el gobierno aseguró que la pobreza había caído al 38,9% en el tercer trimestre de 2024, una cifra que contradice el 52,9% registrado por el Indec en el semestre anterior. La rapidez de esta “mejora” ha generado escepticismo, más aún tras la revisión de cifras de la Universidad Católica Argentina (UCA), que también ajustó su estimación de pobreza en sintonía con un reciente convenio firmado con el Ministerio de Capital Humano.
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— INDEC Argentina (@INDECArgentina) December 20, 2024
La actividad económica cayó 0,7% interanual en octubre de 2024 y creció 0,6% respecto de septiembre https://t.co/6K3SI2JU2v pic.twitter.com/jcBZrbv7o5
La desconfianza se profundiza cuando se contrasta el optimismo oficial con la realidad de millones de argentinos. Un informe del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (Isepci) advierte que el 76,5% de las familias pobres ha reducido su consumo de alimentos, mientras que el 40,5% de los menores sufre malnutrición. Estas cifras cuestionan la narrativa de recuperación económica promovida por el gobierno, que insiste en que sus políticas están reduciendo la pobreza de forma sostenible.
La propuesta del índice de Capital Humano, que coexistirá con el método tradicional del Indec, parece diseñada para generar datos “a medida” del relato oficial. Analistas han señalado que este sistema permitirá al gobierno mostrar mejoras que no necesariamente reflejan la realidad. “Es un ajuste de cifras, no de políticas”, criticó un especialista en estadísticas sociales, cuestionando la transparencia y el rigor del nuevo enfoque.
En un contexto de creciente descontento social, la apuesta del gobierno por un “índice paralelo” corre el riesgo de erosionar aún más la confianza pública en las estadísticas oficiales. Mientras el país enfrenta una crisis estructural de pobreza, la sociedad exige políticas concretas que ataquen las causas del problema, y no números maquillados que intenten disimularlo.