Editorial
Los regalitos de fin de año

La falacia inflacionaria

El año termina con otra escalada de precios autorizada por el Gobierno bajo el discurso del libre mercado. (Dibujo: NOVA)

El Gobierno de Javier Milei sigue insistiendo en el doble discurso de la “baja inflacionaria” y los salarios que, según dice, crecen “a la par” del índice del IPC. Otro cuento libertario. Prueba de ello son los malabares a los que se ven sometidos los trabajadores una vez más, a raíz de los tarifazos que deberán afrontar nuevamente el último mes del año, tras un noviembre que no cumplió con las expectativas del Ejecutivo, que pretende seguir refutando los contundentes precios de las góndolas.

Repasando lo que se viene (o ya llegó): servicios públicos y combustibles con subas que alcanzan el 2,7 por ciento. En lo que va del año, la electricidad acumuló una suba del 189 por ciento y el gas, del 564 por ciento. En cuanto a las naftas, desde Casa Rosada argumentan que se trata de "remanentes diferidos correspondientes a las actualizaciones" del último trimestre del 2023 postergados por la gestión anterior, sumado al aumento adicional por la devaluación mensual que aplican las petroleras. AySA, por su parte, avisó que la factura de agua subirá un 3 por ciento.

Por otro lado, las empresas de medicina prepaga siguen haciendo y deshaciendo a su antojo, y ya se preparan para actualizar las cuotas, que sufrirán incrementos que promedian el 3,7 por ciento.

Los laboratorios también se trepan al ajuste en salud: los precios de los medicamentos subieron un alarmante 250 por ciento este año, a pesar de la retracción de las ventas, que rozó el 10 por ciento en el balance 2024.

El tema vivienda es otro de los más candentes. Los contratos de alquiler que se rigen por la antigua ley también aplicarán aumentos, en este caso superando el 208 por ciento.

Y mientras la administración libertaria se ríe de las familias manteniendo congelado el mísero monto de los “vouchers educativos” lanzados en marzo (otra burla a la sociedad), los colegios privados actualizan sus cuotas mes a mes, como ocurre por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, donde en diciembre el aumento estará apenas por debajo del 4 por ciento para el caso de los colegios privados subvencionados, además de que ya anunciaron que en marzo la suba será del 6 por ciento.

En el rubro alimenticio, la carne sigue siendo un lujo al que millones de familias no pueden acceder. En noviembre, tuvo aumentos que oscilaron entre un 15 y un 30 por ciento, pese a la caída del consumo.

Recientemente, el economista Carlos Melconian volvió a poner blanco sobre negro sobre las medidas implementadas: "No estoy de acuerdo en torturar para bajar al 1 o 2 por ciento mensual, si esta caída se va a dar sobre la base de fijar cambio o tarifas, va a terminar siendo peor el remedio que la enfermedad. Antes de presentar un programa de estabilidad hay que acomodar precios relativos, porque si no, eso queda latente a futuro. Si lo que buscan es acomodar los números con tortura fiscal o monetaria, no salimos más".

Mientras el Gobierno intenta dibujar un IPC que no supere el 2 por ciento, la finalización del Impuesto País, sumado a la apertura de las importaciones, podría trastocar estos planes. Lo cual le complicaría no solo el panorama económico en el marco de las negociaciones con el FMI y el objetivo de la quita del cepo cambiarlo, sino también el electoral, en una fase clave atravesada por la puja del Presupuesto.

“Vamos a terminar con el cáncer de la inflación”, prometía Milei en plena campaña electoral. A casi un año de asumir, el 2024 proyecta redondear un 120 por ciento de inflación anual acumulada, cifra que está lejos de merecer aplausos, y que sigue posicionando a la Argentina en el piso de la pirámide regional, con un índice que cuadruplica al de Venezuela, la nación que le sigue en la tabla.

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