Las personas intersexuales tienen los mismos derechos humanos que cualquier otra persona, entre ellos a vivir libres de violencia y discriminación, a la salud y a tomar decisiones sobre su propio cuerpo. Sin embargo, como sus cuerpos se consideran diferentes, se enfrentan a menudo a violaciones de los derechos humanos, como violencia, estigmatización y prácticas médicas nocivas.

Según los expertos, entre el 0,05 y el 1,7 por ciento de la población nace con rasgos intersexuales. El estimativo superior equivale en cantidad a una población mayor que la de México.

Ser una persona intersexual está relacionado con las características sexuales biológicas de la persona y es distinto de la orientación sexual, la identidad de género y la expresión de género. Las personas intersexuales pueden tener cualquier identidad de género, expresión de género u orientación sexual, al igual que el resto de la población. Por ejemplo, puede tratarse de una persona heterosexual, gay, lesbiana, bisexual o asexual, y se puede identificar como hombre, mujer, persona no binaria o de otro género.

Discriminación

La mayoría de los países no prohíben explícitamente la discriminación basada en las características sexuales, lo que deja a las personas intersexuales expuestas a sufrir discriminación en diversos ámbitos, como en la salud, la educación, los servicios públicos y el empleo. No se invierte lo suficiente para recopilar datos sobre los niveles de discriminación que sufren las personas intersexuales. Cuando sí los hay, los datos muestran un panorama preocupante: el 56 por ciento de las personas intersexuales encuestadas en la Unión Europea indicaron haber sufrido discriminación, el 67 por ciento declararon haber sido acosadas y el 76 por ciento dijeron haber sufrido acoso escolar.