El columnista invitado
Especial para NOVA

El Gobierno ya tiene su Triple A versión 2.0

El análisis del periodista Gustavo Zandonadi. (Foto: NOVA)

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

En un acto que evocó las sombrías imágenes de la Italia fascista, Daniel Parisini, conocido como el Gordo Dan, presentó la corriente libertaria "Las Fuerzas del Cielo", autodenominada como "el brazo armado de La Libertad Avanza" aunque luego aclaró que sus armas son los teléfonos celulares.

Este movimiento, que se presenta como defensor de las ideas de la libertad, parece más bien algo a lo que hay que prestarle atención, porque las palabras "brazo armado" en la Argentina no son vocablos inocentes.

La presentación de "Las Fuerzas del Cielo" no es solo un acto de propaganda política, sino una señal alarmante de la dirección autoritaria que está tomando el Gobierno de Javier Milei. El discurso bélico y la formación de un grupo de gente dispuesta a cruzar todos los límites recuerdan peligrosamente a la tristemente célebre Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) de la década del 70.

El periodismo sirve para recordar o conocer, según el número con que empieza el DNI del lector. Por eso es oportuno mencionar que la Triple A fue una organización parapolicial creada en 1973 durante el Gobierno de Juan Domingo Perón, y liderada por su ministro de Bienestar Social, José López Rega. Este grupo se dedicó a perseguir, secuestrar y asesinar a opositores políticos, sindicalistas y militantes de izquierda, sembrando el terror en la sociedad argentina. Sus acciones fueron un preludio a la brutal dictadura militar que se instauró en 1976.

El surgimiento de "Las Fuerzas del Cielo" es una preocupación sobre lo que puede llegar a hacer ese grupo, envalentonado por el constante ataque del presidente contra el periodismo y contra quienes no piensan como él. Parte de los objetivos de "Las Fuerzas del Cielo" es "dar la batalla cultural" contra "los zurdos de mierda" como se dijo en el acto encabezado por Parisini.

La historia nos ha enseñado que la creación de grupos políticos de retórica violenta suele desembocar en un espiral de violencia que nunca se sabe hasta dónde puede llegar. La experiencia de la Triple A hay que rescatarla del olvido para tener memoria de los horrores que pueden surgir cuando el Estado utiliza la fuerza para silenciar a sus críticos.

Con estos antecedentes que ofrece la historia reciente, es imperativo que la sociedad argentina esté alerta. En democracia no pueden existir grupos de tareas que actúan bajo la tolerancia del gobierno, aunque más no sea en la anarquía de las redes sociales, donde los se esconden detrás de seudónimos que le garantizan impunidad. En democracia no se necesitan brazos armados, se necesita respeto y tolerancia, dos palabras que este gobierno no conoce.

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