Incluso Hugo Moyano, padre del dirigente camionero y figura histórica del sindicalismo, habría anticipado en privado que no acompañaría la iniciativa de su hijo. Según fuentes presentes en el encuentro, Hugo garantizó que el gremio de Camioneros no se plegará a ningún paro general, debilitando aún más las demandas de su hijo, quien quedó prácticamente aislado dentro de la conducción cegetista.

Mientras tanto, los líderes sindicales moderados, lejos de adoptar una postura confrontativa, reforzaron su apuesta por el diálogo tripartito con el gobierno y las cámaras empresarias agrupadas en el G6. La CGT insiste en trabajar sobre los ejes de desarrollo, producción y trabajo, alejándose de cualquier estrategia conflictiva que, según los gremialistas, responde a intereses políticos ajenos al movimiento obrero.

Por su parte, Pablo Moyano intentó presionar en la previa al encuentro al anunciar posibles movilizaciones y paros desde la Mesa Nacional del Transporte. Sin embargo, su propuesta no logró respaldo ni siquiera entre los gremios del transporte, que postergaron cualquier definición, dejando sin efecto los planes del dirigente camionero.

La mesa chica de la CGT, que deliberó durante más de dos horas, reafirmó su decisión de priorizar el diálogo y rechazó categóricamente la realización de un paro general en lo que queda del año. Representantes como Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) enfatizaron la necesidad de construir acuerdos antes que fomentar tensiones sociales.

En paralelo, los gremialistas celebraron el bloqueo en el Congreso del proyecto de Democracia Sindical, una iniciativa impulsada por el PRO y La Libertad Avanza que buscaba implementar reformas rechazadas por el sindicalismo.

Según los referentes de la CGT, el freno a esta propuesta, gracias a una maniobra entre sectores del kirchnerismo y Miguel Ángel Pichetto, representó un alivio en medio de un escenario político y social ya de por sí complejo.