Lo llamó pero no atendió. Le escribió por X y lo nombró en Instagram, pero lo ignoró. No le quedó otra opción que tomarse un vuelo para forzar un encuentro. Su último recurso virtual había sido grabar un lamentable video en TikTok para que reciba su saludo: “Felicito al presidente electo, Donald Trump, por la gran victoria en las elecciones”, dice Javier Milei mientras mira a cámara con la cabeza inclinada hacia abajo, en busca de un plano que lo favorezca. Y sigue leyendo como niño de primer grado que no quiere olvidarse la letra de la parte que le toca: “Usted sabe que puede contar con la Argentina para hacer grande a Estados Unidos nuevamente, y nosotros sabemos que podemos contar con usted para hacer a Argentina grande nuevamente”.
Trump aún debe estar descostillándose de risa ante la soberbia del inexperto mandatario que, desde el rincón más recóndito del Tercer Mundo, afirma que es capaz de aportar capital político a una de las principales potencias del planeta.
El presidente argentino pasa por alto, además, varias cuestiones que lo separan del magnate estadounidense que tanto idolatra, quien aplica medidas opuestas a las suyas, por ejemplo, en materia de lazos internacionales. De hecho, en un discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, Trump manifestaba que no adhiere a la "ideología del globalismo" porque ésta se opone a su lema de Gobierno, “Estados Unidos primero”, basado en la "doctrina del patriotismo".
En contraste, Milei busca acercarse a líderes del poder global a los fines de ganar protagonismo en primera plana de los medios de comunicación más importantes del mundo y quedar de ese modo en el centro de la escena, en sintonía con sus pretensiones de posicionar a la Argentina como referente máximo de la centroderecha latinoamericana.
Precisamente en los próximos días llevará a cabo una intensa agenda internacional, donde buscará exhibirse junto a mandatarios de gran peso político como el francés Emmanuel Macron, e incluso representantes de la Unión Europea. En el marco del G20 también se mostrará cerca del canciller federal de Alemania, Olaf Scholz, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, el canadiense Justin Trudeau y el chino Xi Jinping, Entre el 14 y 15 de noviembre, finalmente se verá cara a cara con Trump, y pronto recibirá en nuestro país a la primer ministro italiana, Giorgia Meloni.
Una mecánica que repite cada vez que emprende un viaje: plasmar sus políticas en las más altas cumbres internacionales. Ser escuchado, mantenerse en los titulares. Esa es la estrategia. Que el mundo hable, a cualquier costo, del ególatra libertario que, por otro lado, deja desamparados a trabajadores y jubilados.
Y al hablar de empleo, cabe mencionar otra diferencia abismal entre ambos mandatarios en materia económica. Mientras Javier Milei oprime a la industria fomentando la apertura de las importaciones, con el dramático impacto en la desocupación que ello implica, Donald Trump hace hincapié en el proteccionismo, dándole un papel preponderante al Estado como garante del despegue industrial y las fuentes laborales.
Pero estas disimilitudes tienen sin cuidado a Milei, quien en su afán de allanar el camino frente al financiamiento del FMI y las exportaciones al gigante americano, echa por tierra lo que le queda de dignidad, implorándole a Trump una alianza que resulte redituable para la Argentina. Porque como expresó la figurita de la motosierra Federico Sturzenegger, parafraseando ese dicho que afirma: “donde existe una necesidad, nace un derecho”. Según el ministro del ajuste, “para cada necesidad, habrá un mercado”.
Sin embargo, Milei acentúa la provocación al retwittear posteos con mensajes tales como: “Argentinos pidiendo aplicar políticas proteccionistas como (quizás) lo haga Trump, cuando hace 80 años vienen haciendo lo mismo”, o viejas publicidades que rezan: “La competencia (extranjera) fortalece a la industria nacional”.
Imposible no preguntarse, ¿qué película está viendo el polémico mandatario nacional? Las cifras del “industricidio”, generadas por el dólar barato y el aluvión de las importaciones, son contundentes: en lo que va del año, más de 16 mil pymes se vieron obligadas a cerrar sus puertas. Señor Presidente, la realidad viene matando su relato...