Ese gesto de Santilli generó una serie de elogios públicos en las filas libertarias y marcan un nuevo tratamiento con las filas amarillas, pese a los cortocircuitos que marcan los ex PRO que se referencian con Patricia Bullrich.

Incluso, luego que la ministra de Seguridad uniera su bloque a La Libertad Avanza en la Legislatura bonaerense, desde el PRO vieron como un gesto de búsqueda de poder central y quedarse con la mayoría opositora, aunque quien volvió a poner paños fríos fue el jefe de la bancada amarilla, Agustín Forchieri, hombre de extrema confianza de Santilli.

Días atrás, el armador político de La Libertad Avanza en la provincia, Sebastián Pareja, llenó de elogios al diputado del PRO y lo calificó como “uno de los dirigentes que puede ganar la provincia de Buenos Aires”, aunque puso un reparo que resonó en los pasillos de las oficinas donde atiende Mauricio Macri: “No es de mi partido”.

El plan personal de Diego Santilli es volver a ser el candidato que encabece la principal lista opositora a Axel Kicillof y acciona en consonancia para ese objetivo. Para eso, puso a trabajar a dos de las personas que arman políticamente: por un lado, el diputado provincial Forchieri, por otro lado, la jefa de la Juventud PRO, Camila Manfredi.

Manfredi trabajaba como multimodal para Forchieri en la Legislatura y conoce los rincones de la rosca política bonaerense. Ahora tiene la tarea de “evangelizar” a los dirigentes jóvenes del PRO con la propuesta de Diego Santilli y fortalecer el tándem con los hombres que responden a Cristian Ritondo, como es el próximo jefe de bloque, Matías Ranzini.

La principal tarea que tienen Forchieri y Manfredi es mantener la tensa calma con los libertarios. En el fondo, ambos saben que se necesitan si quieren ser competitivos contra Kicillof y más con el contexto económico adverso que vive el oficialismo nacional.