Editorial
La estafa libertaria

Poder y destrucción, su única obsesión

Desde que asumió la Presidencia, Javier Milei se dedica a gobernar por decreto, mediante vetos e insultos, hiriendo de muerte a un país que ya venía muy lastimado. (Dibujo: NOVA)

Salud, educación, seguridad y economía, las cuatro áreas más sensibles de toda gestión de Estado, son las que están siendo sistemáticamente azotadas por el des-gobierno de Javier Milei, quien desde la campaña electoral hasta la actualidad, viene repitiendo un discurso falaz basado en la supuesta premisa de la “libertad”, una utilización deformada y alevosa de uno de los valores esenciales de la democracia.

Todos los días una nueva. Siempre mala. Al vergonzoso y polémico veto a la reforma jubilatoria se sumó la semana pasada el veto a la ley de financiamiento universitario, dos temas clave de la agenda nacional que provocaron la reacción inmediata de los sectores afectados y del pueblo en general, que salió a las calles a manifestar su contundente rechazo a la medida, en defensa del salario de los adultos mayores y de la educación.

El expresidente Mauricio Macri no tardó en hacerse eco de la última movilización, a los fines de marcarle la cancha a Milei: “La defensa de la universidad pública, su acceso libre, gratuito y democrático, requiere poner fin al uso político de los recursos universitarios”, posteó. Y agregó: “Lo cierto es que acá no se está discutiendo la autonomía universitaria. Tampoco se está cuestionando el acceso a la universidad ni su funcionamiento. Lo que realmente está en disputa es ´la suya´: la parte del presupuesto que se desvía hacia la política”.

Esta carta pública tiene un peso clave en la agenda legislativa, ya que para ratificar el rechazo a la norma sancionada por el Congreso que establece nuevos fondos para las universidades, el Gobierno necesita sí o sí del apoyo del bloque del PRO. Según se supo, el asesor estrella del presi, Santiago Caputo, intentó mediar en el conflicto, sin resultados que estén a la vista, lo cual puede tener un alto costo político para Milei.

Como corolario de la semana, el Gobierno opresor se mandó otras dos guarangadas políticas.

La primera fue el despido del Consejo Directivo del Hospital Garrahan como “castigo” por haber otorgado un bono a los pediatras que día a día luchan por salvar las vidas de niños que llegan desde distintos puntos del país, padeciendo graves enfermedades que requieren atención urgente y especializada. Además de eso, se conoció que desde hace meses los profesionales se ven obligados a reutilizar material descartable porque Nación no envía los recursos. Hay límites que no deben cruzarse. Por ejemplo, meterse con la salud infantil.

La segunda “sorpresa” fue el cierre del Hospital de Salud Mental Laura Bonaparte, ex Centro Nacional de Reeducación Social (Cenareso), único en su tipo en el Área Metropolitana de Buenos Aires y especializado en problemáticas de consumo y adicciones. En este espacio se realizan tratamientos a miles de pacientes, incluyendo menores de edad. Un nuevo e inadmisible atropello al empleo, la salud y los derechos humanos, con el agravante de que las cifras de cantidad de pacientes se han disparado en la era pos pandemia, muchos de los cuales quedarán a la deriva.

Para meterle más sal a la herida, el Gobierno anunció el fin de la triangulación en salud en prepagas -lo que incrementará las cifras de desempleo y dejará a millones de pacientes inmersos en una nube de incertidumbre-, y desreguló el servicio de transporte automotor de media y larga distancia -dejando a los pasajeros en riesgo-, entre otras medidas que solo benefician a los empresarios y a la casta política. El ajuste lo siguen pagando los más débiles, y la situación se torna insostenible, especialmente para la clase media trabajadora, que ya no puede ni pagar un boleto para trasladarse al trabajo.

El balance de los primeros nueve meses del año, en los que la pobreza creció de manera alarmante al ritmo de tarifazos, la inflación y la licuación salarial, es que a través de las urnas, producto de la desesperación social ante una crisis que viene de arrastre, emergió en el acéfalo escenario partidario un personaje nefasto, sin experiencia en política, que -paradójicamente-se convirtió en lo peor de la política, valga la redundancia.

La hiena camuflada con máscara de león aún tiene tela para cortar, excepto que el pueblo encuentre la manera de hacerse escuchar. Y respetar.

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Horacio
ESTE PUTO SATÁNICO, LOCO Y MALPARIDO HIJO DE MIL MILLONES DE PUTAS HIENAS, VA A TERMINAR CORTADO EN PEDAZOS.
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