Es decir, para el “Peluca”, achicar los gastos del Estado significa echar a los trabajadores que están tras un mostrador cumpliendo funciones básicas necesarias para que la burocracia y las dependencias administrativas funcionen de la forma correcta y que, en definitivamente, tienen las mismas tribulaciones y sueldos típicos de cualquier laburante raso.

Muy por el contrario, los sueldos de los grandes jerarcas metidos a dedo por el propio “Presiduende” -el propio Sturzenegger, por ejemplo- siguen siendo millonarios y lejos están de haber perdido los privilegios.

De hecho, la semana pasada, la cartera dirigida por Sturzenegger inició un proceso de intimación a los empleados públicos en condiciones de retiro, para que inicien los trámites jubilatorios. Según detallaron, la medida alcanzará a alrededor de 10.000 trabajadores, de los que 6.800 personas pertenecen a planta permanente.

Para peor, la excusa del pelado cínico para festejar el achique es que, presuntamente, de este modo se podrá bajar impuestos. "La única manera sustentable de bajar la carga de impuestos es bajando el gasto público", aseguró el ministro. Sin embargo, desde principio de año la planta de laburantes del Estado se viene reduciendo, sin que por ello se vea reducción alguna de las cargas impositivas para la sociedad, sino más bien lo contrario.