Martín Vestiga, el director incompetente y los negocios en el Parque ecológico de La Plata
Sagaz como siempre. Intrépido e inquisidor. Adjetivos que sólo califican a Martín Vestiga, un asiduo colaborador de NOVA que vive trabajando y que, en sus ratos libres, investiga como pocos. Todo un adicto a su profesión.
Otra vez un día de sol intenso, con rayos que rajan la tierra y yo caminando en esta ciudad que será muy linda pero en ocasiones es prácticamente un hervidero, tanto climático como político.
Pasan las personas, como hormigas a todo ritmo y en eso me acuerdo de un dato que me contó un allegado hace una semana y yo, porque la vida personal me pasó por encima (pero no me aplastó), me olvidé de refrescar.
El caso es que a principios de año el intendente de La Plata designó al frente del Parque Ecológico municipal a un desconocido y polémico boxeador, que, según me contaron, tiene menos idoneidad para conducir un predio de esas características que un verdulero para manejar un helicóptero…
El tipo se llama Oscar Carrizo; le dicen “el Pava” y aunque nunca aparece por el predio de Villa Elisa cuyo ingreso está en el camino Centenario, sigue cobrando un sueldo para nada despreciable por el cargo que le regalaron.
“Que sea un ex boxeador no es nada”, me dijo la fuente en cuestión. “El problema es que tiene más prontuario que Robledo Puch”, completó, mientras mascaba un escarbadientes.
La cuestión es que el “Pava” (que además sería medio “pavo”). Se vio envuelto en controversias relacionadas con la usurpación del predio de la ex Organización Fabril Argentina (OFA) para establecer una escuela de boxeo sin el permiso municipal corre que lo habilite.
El caso, ocurrido en el 2017, terminó con clausura y acciones judiciales en el Juzgado de Faltas N 1 de La Plata. “Sólo una mancha del tigre”, completó la fuente.
Pero para no hacerla más larga les cuento lo peor: se supone que en Parque Ecológico, donde hay un vivero y mucha flora autóctona y traída del exterior, es un pulmón verde y está destinado al exparcimiento, pero sobre todo a plantar especies y realizar trabajos en el vivero, dadas las condiciones óptimas de su tierra.
Pero detrás de esta “fachada” hay un negociado que algunos quieren ocultar. Al parecer , las autoridades del municipio le hacen firmar a Carrizo cualquier contratación directa y compra floja de papeles.
“Hay un puñado de viveros de la ciudad cuyos dueños son amigos de importantes funcionarios de la comuna a los que el municipio les compra, por tirar un ejemplo, tres millones de pesos en plantines, semillas y demás”, me contó mi informante.
“Y como la operación es de manual, a los dueños del vivero les piden que facturen 500 mil pesos y los otros 2.5 millones van para lo que en la jerga se dice `la cometa´ o `la repartija´”.
“Va a terminar con una causa en otro juzgado porque firma casi sin mirar todo lo que le ordenan”, recordé que me dijo, mientras se iba silbando bajo, mi informante, que después de silbar se puso a cantar:
…en un avión, se llevó el dineral
a donde nadie sabe…
olvidaló y volverá por más…