Santiago Caputo, el asesor que habla el idioma de la oposición
Nada es casual. Justo cuando los sondeos de opinión marcan por primera vez una caída significativa en la imagen presidencial y la calle levanta temperatura con la amenaza de conflictos latentes en un escenario económico crítico, el Gobierno decidió poner el moño formal a una especie de tregua con la CGT, que desde el entorno más próximo a Javier Milei venían cocinando desde hace largas semanas.
La foto de este lunes con los caciques dialoguistas de la central sindical compartiendo la misma mesa de la Casa Rosada con buena parte del Gabinete libertario sinceró una relación que ya era secreto a voces y que ese construyó paso a paso en los intercambios de whatsapp entre el asesor Santiago Caputo y los dirigentes Héctor Daer y Gerardo Martínez, los dos sindicalistas encargados de la interlocución privilegiada con la Casa Rosada.
Para sorpresa de casi todos, desde la charla formal inaugural entre el Ejecutivo y la cúpula cegetista (después del primer paro general de enero y en la previa al anuncio del segundo el 9 de mayo) Caputo logró articular un vínculo aceitado con los gremialistas, aún más que el propio Guillermo Francos.
"El pibe te habla en el mismo idioma", fue el comentario asombrado de uno de los dirigentes presentes en esa charla, tras conocer al influyente asesor presidencial.
Con el correr de los días y de los meses, el tercer vértice del triángulo de hierro del poder libertario fue consolidando una relación estrecha y de mayor confianza con los referentes de la cúpula de Azopardo, un universo siempre difícil dominado por históricos dirigentes, habitualmente recelosos y acostumbrados a negociar y pulsear con los gobiernos de turno.
Hubo algunos gestos de la Casa Rosada que acompañaron la construcción de ese lazo y que, ante la visión sindical, ubicaron al joven Caputo más permeable a sus reclamos y en abierta oposición al bloque duro que personifican en el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger.
Vale remarcar que "Santy" Caputo no solamente sabe hablar el idioma de opositores sindicales, sino que también tiene su vivo diálogo con los enemigos periodísticos del Gobierno. Al menos, unos 20 comunicadores K charlan diariamente con él.
¿Acaso Santiago hace de policía malo?