El fundador del Instituto Nacional de Música de Afganistán, Ahmad Sarmast, no dudó en calificar esta conducta como “genocidio cultural y vandalismo musical”. Lamentó que la quema de instrumentos musicales en Herat sea solo un ejemplo del trágico destino que está modificando la cultura afgana bajo el régimen talibán.

La lista de instrumentos consumidos por las llamas incluye una guitarra, un armonioso y un tambor, así como amplificadores y parlantes, tal como se pudo apreciar en imágenes que circularon en línea. Algunos de estos objetos fueron confiscados en lugares destinados a la celebración de bodas.

Un funcionario del Ministerio del Vicio y la Virtud respaldó la acción, argumentando que tocar música llevaría a que los jóvenes se desviaran.

No es la primera vez que los talibanes llevan a cabo este tipo de actos, ya que el pasado 19 de julio también realizaron una quema masiva de instrumentos en otra parte del país. El Gobierno publicó fotos del incidente en Twitter, aunque no especificó la ubicación exacta.

La comunidad internacional ha expresado su condena ante estas acciones, que atentan contra la libertad cultural y artística del pueblo afgano.