La crisis fue tan abrupta, que el ex presidente socialista Gotabaya Rajapaksa fue expulsado de la gestión por masivas protestas multitudinarias en todo el país, y cuando los manifestantes tomaron el palacio de Gobierno debió abandonar Sri Lanka en julio del año pasado.

Las claves del proyecto con media sanción en Diputados

El proyecto del kirchnerismo establece un subsidio de hasta 100 millones de pesos para la creación de un Fondo de Promoción del Producto Orgánico, pagado por los contribuyentes en plena crisis económica y con más del 43 por ciento de las personas viviendo bajo la línea de la pobreza.

Este fondo también fue habilitado a recibir donaciones y contribuciones por parte de organizaciones no gubernamentales (principalmente ONGs ecologistas) y organismos internacionales que financian la agenda ecológica global (la famosa agenda 2030).

Y si bien la bancada de diputados liberales al frente de Javier Milei decidieron rechazar la propuesta, algunos integrantes del bloque de diputados radicales e independientes respaldaron al kirchnerismo, y el resto de Juntos por el Cambio (el PRO y la Coalición Cívica) decidieron abstenerse y dar vía libre a la aprobación del proyecto. De esta forma, la votación finalizó con 120 votos afirmativos (118 oficialistas), solamente 6 negativos y hasta 38 abstenciones de Juntos por el Cambio.

Los pesados costos de la agricultura orgánica

Las organizaciones ecologistas y fundamentalistas suelen respaldar la producción en base a la agricultura orgánica, postulado que es más eficiente y barata, pero lo cierto es que no existe mayor evidencia al respecto y la agricultura tradicional sigue siendo la opción más viable.

Muy por el contrario, la agricultura orgánica dispara los costos de producción. La agricultura convencional utiliza una gran variedad de productos químicos y pesticidas sintéticos que limitan las plagas y las malezas. En ausencia de estos productos, los agricultores deben recurrir a la contratación de más personal improductivo para realizar tareas manuales que de otro modo serían innecesarias.

Por otra parte, el costo de los fertilizantes especialmente diseñados para los cultivos orgánicos es más grande en comparación al que tienen los pesticidas y fertilizantes tradicionales. Debido a la dosis reducida que tienen estos productos en la composición del bien final para la venta al público, tampoco existe un mayor riesgo por intoxicación.

Con el pasar del tiempo, la falta de uso de pesticidas y productos sintéticos también contribuye a bajar la velocidad de rotación de los cultivos, demorando más la producción y deteriorando la productividad general del sector. Todo esto por no mencionar que el tiempo necesarios para producir cultivos orgánicos es menor al que requiere la agricultura convencional, y cada día, semana o mes perdido implica una pérdida irrecuperable de productividad.

El kirchnerismo pretende favorecer e incentivar la agricultura orgánica más deficiente, pero al mismo tiempo es partidario de las altísimas retenciones sobre la agricultura verdaderamente competitividad para el país. Argentina penaliza a sus sectores más dinámicos para subsidiar a otros con bajas dotaciones de productividad.