Editorial
Crisis política

Papa caliente, el único menú del Frente de Todos

El sillón presidencial al que aspira el espacio oficialista requiere de candidatos de peso capaces de digerir la papa caliente. (Dibujo: NOVA)

El humo que despide la papa caliente en la que se transformó la economía argentina generó una cortina negra que está asfixiando al Frente de Todos, espacio en agonía política debido a la inexistencia de un líder que represente la fuerza necesaria para apagar el fuego y recuperar oxígeno. Integridad cero, identidad en crisis.

A menos de un mes del cierre de listas electorales, comienzan a asomar hipótesis sobre las candidaturas dentro del oficialismo, aunque ninguna con el consenso necesario dentro del espacio.

Tras el vacío discurso de Cristina Fernández de Kirchner el 25 de mayo pasado -en el que no le importó exponer a sus nietos al pesado y nefasto circo k- sucedió de manera inmediata el tibio lanzamiento presidencial de Wado de Pedro mediante un spot en el que, sin duda, iba a aparecer la voz de La Jefa. Sin embargo, le falta carisma, conocimiento y potencial para traccionar votos en un tiempo récord, por más núcleo duro que lo apoye. Y ellos lo saben.

En dicho acto, la oferta de magros candidatos estuvo en evidente exhibición. Como en la góndola de un supermercado sin Precios Justos, ni Precios Cuidados, ni 2 x 1 que valga la pena; donde el consumidor se queda sin poder de compra porque encuentra todos los productos vencidos.

Hoy por hoy, se barajan algunas posibles fórmulas, ninguna demasiado convincente como para cosechar sufragios. Ahí el gran problema que enfrenta el oficialismo.

Máximo Kirchner presiona a Axel Kicillof para que se sume a la carrera presidencial, pero resulta que el ex ministro de Economía sigue aferrado a la silla provincial, sin la mínima intención de negociar un cambio en ese sentido. “¿Para qué correr semejante riesgo?”, dirá.

Por otro lado, desde el entorno de Sergio Massa se ilusionan con la posibilidad de que CFK apruebe una fórmula conjunta con el actual ministro del Interior, pero es poco probable que eso pase, dado el contexto actual.

Mientras la vice prepara la lapicera afilada para sentenciar un visto bueno poco convincente, los gobernadores evaluarán el próximo 11 de junio los apoyos a los candidatos nacionales, teniendo en cuenta además la evolución de las encuestas, que hasta el momento muestran cifras marcadamente negativas para el Frente de Todos.

Por su parte, desde la oposición también trabajan en estrategias que les permitan posicionarse con solidez en las urnas, lo cual se ve reflejado en una áspera puja interna por las candidaturas. Por lo pronto, Horacio Rodríguez Larreta comenzó a intensificar su armado electoral en el interior del país, a los fines de ganar presencia frente a su principal contrincante dentro de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich.

En el medio, se regodea el libertario y cada vez más emergente Javier Milei, con una impronta que se agiganta a medida que pasan los días, tal vez por el único hecho de encarnar lo “exótico”, lo “diferente”, lo “alternativo” a una grieta política que tiene al pueblo harto de la inoperancia, la desidia y la miseria. Todos resultados de una de las administraciones más desastrosas de la historia argentina, que dejará herido de muerte, y sin herencia, al peronismo. Y desangrada a la clase trabajadora.

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