Matías Lammens, el karma de Alberto Fernández para cualquier aspiración presidencial

El Frente de Todos (FdT) se encuentra en medio de peleas e internas de cara hacia lo que será la elección presidencial del 2023. Mientras ya hay aspirantes como el gobernador tucumano Juan Manzur y el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, o bien el "tapado" titular del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, aún no hay nada definido al 100 por ciento.
Por otra parte, hay presiones sobre el mismísimo presidente Alberto Fernández con preguntas incómodas en la mesa del FdT. Sin ir más lejos, con una falta de respeto a la embestidura y una fatal despreocupación, el gobernador bonaerense Axel Kicillof lo increpó al exigirle que decida sobre su intento de reelección o no. Además de sugerirle mantener silencio hasta la confirmación de listas.
En el tintero, la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner mantendría su "proscripción" para bendecir con su visto bueno a un nombre que solo ella y parte del equipo K saben. Algo similar a lo acontecido con Alberto Fernández en el 2019.
Lejos de todo ello, el gran problema del jefe de Estado es el hecho de que el ministro de Turismo y Deporte, Matías Lammens, se ha presentado en el último tiempo como un dolor de cabeza por sus negociados oscuros. Si bien viene como heredero del massismo, actualmente se identifica como la carta más preciada del Presidente.
Familiares en empresas beneficiadas por el Estado, amigos de vínculos muy cercanos para evasión fiscal, cuentas "off shore" en el extranjero, negocios en el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, ventajas en empresas terciarizadas para ganar licitaciones y, lo más polémico, sobreprecios. Todo un paquete para Alberto Fernández.
Ahora bien, las encuestas de medios amigos (¿aún?) del Presidente arrojaron una supuesta imagen positiva de AF, respecto a "La Jefa". Sin embargo, el kirchnerismo se dio cuenta de la jugada, e hicieron la vista gorda.
De momento, Lammens es una piedra en el zapato para los hechos de corrupción que salpican al máximo mandatario y, al parecer, se afectaría en gran parte una eventual reelección 2023. A ello sumarle que desde dentro del mismo Gabinete, Fernández no es para nada respetado.
Ante todo lo referido, los números en el "Lado B" de los negociados serán muy buenos, pero las encuestas que ofrecen la continuidad en la Casa Rosada están al rojo vivo. ¿Cuál es la idea del albertismo para sostener un presunta candidatura y permanencia en el Sillón de Rivadavia? ¿O mantendrá el plan de CFK para salir por la puerta chica sin demasiado escándalo?