
Por Luis Gotte, desde la pequeña trinchera, especial para NOVA
La política es un arte que requiere formación en la conducción, se lee, se estudia, se debate. Se va perfeccionando con la experiencia. Hay teoría y técnica.
En Argentina, en las últimas décadas, hemos traicionado esta concepción de la política. Se ha convertido a la política, con minúscula, en un dispositivo para llegar y conservar el poder por todos los medios, aun destruyendo la dignidad de buenas personas. Es el poder lo que importa.
Una diputada, al llegar al Congreso de la Nación, lo primero que realiza es organizar una red de “espionaje” y de “informantes” para conocer qué hace el adversario y… los compañeros de banca.
Generalmente se utilizan tipos hábiles en el arte de la conversación y la seducción con las palabras. Son muy inteligentes. Van tejiendo una telaraña sobre su potencial víctima, generalmente, una pobre mujer de barrio, con sueños de querer ser parte de algún cambio para su comunidad.
Convencida (manipulada) de que está realizando algo importante, se deja conducir. De pronto la vemos en las redes mostrando su físico, casi sin vestimenta. Simpática, agradable, atractiva. Un anzuelo perfecto.
Manda solicitudes de amistad, todos nos prendemos. Obviamente, solo entre los que tienen vínculos con el poder. El poder es muy inteligente, a los senadores y diputados se los atrae con otra clase de mujeres. Pero, los de segunda o tercera línea, los que publican o escriben en las redes, los que participan en reuniones políticas quedamos enganchados con estas “Mata Hari” suburbanas.
Son mujeres de buen corazón, que no advierten que están atrapadas en las redes de un sádico y perverso manipulador. La psiquis humana nunca deja de sorprendernos. Nos programan un encuentro, salís a caminar o tomar un café. Ella tiene el cuestionario establecido, entre una sonrisa va una pregunta, entre cuestiones de la vida sale otra pregunta.
Y uno presume que maneja información, y se la cuenta. Dichas respuestas, luego, llegan a la diputada para el diseño de su estrategia política… ¿Proyectos de Ley para el pueblo? Ahhh… eso para más adelante.
Lo triste de estas historias es que, no se guardan secretos. Nos terminamos enterando de casi todo. Y las pobres víctimas del poder, terminan siendo eso: una víctima, que queda marcada. ¡Aunque usted no lo crea!