El cardenal Antonio Samoré evitó la guerra entre Argentina y Chile

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El 26 de diciembre de 1978, el cardenal Antonio Samoré llegó a la Argentina como enviado del Papa Juan Pablo II para mediar en el conflicto del Beagle, que enfrentaba a ambos países por la soberanía de las islas y territorios marinos en el límite entre los océanos Pacífico y Atlántico. Samoré fue recibido con honores por el presidente argentino Jorge Rafael Videla, quién expresó su disposición al diálogo.
Samoré inició su labor diplomática en Buenos Aires, donde se reunió con representantes de los gobiernos militares, los partidos políticos, las organizaciones sociales y religiosas y los medios de comunicación. Su objetivo era buscar una solución pacífica y justa al conflicto, que respetara los intereses legítimos de ambos países y que favoreciera la integración regional.
El 29 de diciembre, Samoré viajó a Chile, donde se encontró con el presidente Augusto Pinochet. Allí se celebró una reunión histórica entre los dos mandatarios, que duró más de cuatro horas. En ella, Samoré les transmitió las propuestas del Papa Juan Pablo II para resolver el problema del Beagle mediante una negociación bilateral.
Samoré les sugirió que se estableciera un comité mixto integrado por representantes de ambos países, que se encargara de estudiar las posibles soluciones y elaborar un plan para su implementación. Pinochet aceptó la propuesta del cardenal Samoré y le pidió que volviera a Buenos Aires para continuar con el proceso. Letelier también mostró su apoyo al mediador y le expresó su confianza en llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
El 31 de diciembre, Samoré regresó a Buenos Aires con una carta firmada por Pinochet en la que se comprometían a seguir trabajando conjuntamente para resolver el conflicto del Beagle mediante el diálogo y la cooperación. La carta fue entregada al presidente Videla por el cardenal en persona, que lo felicitó por su disposición al entendimiento.
La gestión exitosa del cardenal Samoré permitió evitar una guerra entre Argentina y Chile, que habría tenido graves consecuencias humanitarias, económicas y políticas para ambos países. El acta de paz fue firmada el 8 de enero de 1979.
Pocos años después de su exitosa gestión, Samoré murió el 3 de febrero de 1983 en Roma, a causa de un infarto. Tenía 77 años y había sufrido tres infartos previamente. Fue enterrado en la iglesia del Monasterio de los Carmelitas en Vetralla, cerca de la ciudad italiana de Viterbo.
Contexto del conflicto
Los presidentes Salvador Allende, de Chile y Alejandro Agustín Lanusse, de la República Argentina habían acordado en 1971 solicitar el arbitraje de la corona británica para encontrar solución al Conflicto del Beagle. La Argentina rechazó el Laudo Arbitral de 1977, elevando la tensión entre ambos países.
A inicios de noviembre de 1978 el ministro de relaciones exteriores de Chile, Hernán Cubillos, propuso a su par argentino, Carlos Washington Pastor, llevar la disputa a la Corte Internacional de Justicia, pero en Buenos Aires transcendió que tal paso sería estimado por la Argentina como casus belli.
Como alternativa ante la posibilidad de una guerra inminente, el jefe de la diplomacia chilena propuso buscar una mediación, que fue aceptada por el gobierno argentino. A efecto de cerrar los últimos detalles se acordó una reunión en Buenos Aires, el 12 de diciembre de 1978.
En la cumbre del día 12 las partes convinieron solicitar la mediación del Vaticano, pero horas más tarde, cuando los equipos técnicos preparaban el documento de acuerdo, el canciller argentino llamó a su par chileno para comunicarle que la Junta Militar había rechazado la conformidad dada por el presidente Videla.
El 22 de diciembre de 1978 la Argentina tenía previsto ocupar las islas. Ese mismo día el Papa Juan Pablo II comunicó a ambos gobiernos que enviaba a su representante personal, que a esa altura de los acontecimientos era el único hombre capaz de parar la guerra y así fue. Gracias a él, aquí no pasó nada.