En un solo centímetro cuadrado de piel tenemos más de 5.000 receptores sensitivos, así que ya te puedes imaginar lo que podemos llegar a sentir en las zonas más erógenas de nuestro cuerpo, aquellas que son más sensibles a la excitación sexual.
Y para aumentar el deseo, nada mejor que dominar la técnica del mapeo sexual, una práctica de autodescubrimiento sexual apoyada en diversos estudios científicos que pasamos a desgranar: porque lo más importante para disfrutar de tu sexualidad es conocer tu cuerpo a fondo para, después, guiar a tus amantes por los sinuosos senderos de tu mapa sexual.
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— Reporte Clic (@reporteclic) June 30, 2015
Dos investigaciones recientes han estudiado desde diferentes puntos de vista los mapas multisensoriales de excitación sexual en hombres y mujeres aportando datos objetivos sobre las zonas más erógenas del cuerpo humano.
Ver o tocar, ¿qué te excita más?
Un estudio realizado en colaboración por varias universidades británicas y una de Luxemburgo y publicado en Archives of Sexual Behavior en 2020 se planteó una investigación más allá de los estudios precedentes que se restringieron especialmente a los efectos del tacto en el propio cuerpo, incluyendo en este caso también la visión.
Una gran muestra formada por 613 personas, de las cuales 407 eran mujeres, completó un cuestionario donde calificaron la intensidad de la excitación sexual relacionada con diferentes partes del cuerpo, tanto en el propio cuerpo como en el cuerpo de una pareja imaginaria en respuesta a ser tocado, pero también a ser mirado.
Las zonas erógenas extragenitales
Desde una perspectiva evolutiva, señala al inicio el estudio, se cree que la excitación sexual es provocada por la estimulación de los genitales. “Sin embargo, durante la interacción sexual, las parejas se acarician en otras partes del cuerpo que no tienen vínculos anatómicos con los genitales… incluso provocando el orgasmo”. ¿Cómo es esto posible?
En este sentido, los estudios precedentes señalaron que existe un área significativamente mayor de superficie corporal que se califica como erógena en las relaciones sexuales con respecto a la masturbación lo que supone que la estimulación de zonas erógenas extragenitales desempeña un papel más importante en los contextos interpersonales.
El espejo erógeno
Lo que planteó principalmente este estudio fue completar el análisis de las zonas erógenas propias con la excitación que produce tocar ciertas áreas del cuerpo de la pareja concluyendo que las zonas erógenas se pueden mapear tanto en relación a nosotros mismos como con referencia a una pareja, es decir, qué áreas del cuerpo de nuestra pareja nos excita tocar: es el reflejo directo de la experiencia erógena del yo en el otro, lo que denominan el “espejo erógeno”.
Un mapa sexual bimodal
Así mismo, el estudio abordó una posible correspondencia entre los mapas erógenos táctiles y visuales sugiriendo que el mapa de zonas erógenas puede ser bimodal en lugar de unimodal, activado por información tanto visual como táctil, similar a los sistemas de espejos de otros dominios.
El índice de placer mutuo
Tomando como base estos análisis, así como los de estudios precedentes sobre las zonas erógenas, el estudio publicado en Archive of Sexual Behavior se planteó desarrollar un índice de placer mutuo, investigando si existe alguna correspondencia entre las áreas que los hombres encuentran excitantes tocar/mirar en una mujer, y las áreas que las mujeres encuentran excitantes para ser tocadas y miradas, y viceversa.
Sin duda, una fórmula interesante para que las relaciones sexuales sean más fructíferas para ambas partes: saber dónde hay que tocar y cómo al conocer a fondo el mapa sexual de nuestra pareja, cuáles son las zonas que debemos tocar y de qué forma para excitar y excitarnos, sobre todo si la pareja es de otro sexo y su cuerpo, por consiguiente, no lo conocemos de la misma forma que el nuestro.
La diferencia (erógena) entre hombres y mujeres
En este sentido, el estudio detectó una diferencia considerable entre hombres y mujeres: los hombres calificaron como significativamente más excitantes las áreas sexuales de su pareja que las propias, mientras que las mujeres calificaron como significativamente más excitantes las áreas del propio cuerpo.
Y es que según señala otro estudio, los hombres pasan más tiempo mirando a las mujeres, mientras que las mujeres pasan más tiempo mirando a otras mujeres.
Por cierto, el estudio, finalmente, no logra establecer una gran diferencia relevante entre tocar y mirar a la hora de calificar la erogeneidad del cuerpo entre los participantes del estudio. O, dicho de otra forma, ver y mirar forman parte del mismo proceso de excitación sexual.
El mapa de las zonas erógenas
Uno de los estudios en los que se inspira el análisis comentado previamente es el presentado en 2014 por Turnbull, Lovett, Chaldecott y Lucas, investigadores de dos universidades británicas y una de Sudáfrica y que ha sido referencial para el estudio posterior de las zonas erógenas.
En este caso, se profundiza en la disposición de las partes del cuerpo en relación a la corteza somatosensorial primaria que se localiza en al giro poscentral del lóbulo parietal, el área de recepción sensorial principal del tacto.
Este estudio sí parece concluir, no obstante, que, aunque las mujeres son más sensibles a las zonas erógenas, comparten la mayoría de las mismas con los hombres. En este sentido, además de las zonas genitales o primarias de excitación, como el clítoris, la vagina, los testículos o el pene, existen una gran variedad de zonas erógenas secundarias que marcarían los itinerarios del mapa sexual.
Así, las partes más reactivas desde un punto de vista sexual serían las mamas, los pezones, los labios, el cuello, el perineo, la nuca, las orejas, las nalgas y la parte interior de los muslos. Mientras que las áreas de más baja reactividad serían las rodillas, los codos y la barbilla.
Es decir, pocas personas se excitan mirando o tocando un codo, pero muchas mirando o tocando la parte interior de un muslo. Algo bastante obvio en la práctica, ¿verdad?
¿Cómo funciona la técnica del mapeo sexual?
Pero lo que no es tan obvio es que el cuerpo cuenta con zonas erógenas que ni nos imaginamos… si nos investigamos a fondo, más allá de lo evidente. Y eso es lo que se conoce como la técnica del mapeo sexual que se inspira en estudios científicos como los que hemos visto que investigan a fondo las zonas erógenas del cuerpo masculino y femenino.
Porque alcanzar el orgasmo puede resultar relativamente sencillo, pero disfrutar del sexo en pareja es algo mucho más complejo que un simple orgasmo, por mucho que este sea estimulante. Y para descubrirte a ti mismo, debes darte tiempo para investigar más allá de tus zonas primarias. Y relajarte.
Busca un momento de relajación en tu actividad diaria y dedícalo a experimentar con tu cuerpo tal y como explica la experta en Sensual Embodiment Desi Monique en este artículo.
“Cuanto más espacio y tiempo te des para explorar, más jugosa información recibirás de tu cuerpo que te permitirá saber qué tipos de contacto y qué zonas erógenas te excitan más”.
Porque el objetivo de la técnica de mapeo sexual es el autoconocimiento. Solo conociéndote a ti mismo podrás transmitir esa información a tus parejas para que tus relaciones sexuales sean más satisfactorias para ambos.